El acusado del crimen de Erandio tiene “ las capacidades afectadas”
Los psiquiatras hablan de trastorno de personalidad pero sin tener las “facultades anuladas”
Bilbao - El acusado de matar a su novia en octubre del año pasado en Erandio tenía en el momento de los hechos sus capacidades mentales afectadas de manera muy importante por un trastorno de personalidad, pero no las tendría anuladas, según los expertos en Psiquiatría que le exploraron. La Audiencia de Bizkaia acogió ayer la tercera sesión del juicio con jurado contra J. V. D. G., de 39 años, quien admitió el pasado jueves haber matado a su novia Almudena Matarranz el 3 de octubre de 2015, apretando contra su cara un cojín hasta asfixiarla cuando ambos se encontraban en la casa del hombre en Erandio. El acusado también admitió que ocultó el cadáver de la víctima debajo de la cama de su dormitorio y señaló que cuando cometió el crimen pensaba que su novia era “una infiltrada”, que formaba parte de “un complot” contra él.
La sesión de ayer comenzó con la declaración del padre de la víctima -protegido tras un biombo, indicó que no había notado nada raro en el comportamiento del novio de su hija- y continuó con el testimonio de varios peritos, entre ellos de uno de los doctores que elaboraron un informe sobre el estado mental del acusado. En este sentido, el experto sostuvo que la patología psiquiátrica que sufre se sitúa “entre el delirio y el trastorno de personalidad” y afirmó que este caso no es “de violencia de género”.
El complot J. V. D. G., según indicó, creía que existía un “complot” en su contra protagonizado por dos antiguos compañeros de colegio, una mujer que le rechazó entonces y un hombre al que consideraba el “cerebro”. El especialista explicó que la personalidad del acusado tiene rasgos del “mundo paranoide”, en el que predomina la desconfianza y una tendencia a la interpretación errónea de hechos, en la que se enmarca la creencia de que alguien quiere perjudicarle. El psiquiatra consideró que, aunque hay datos que apuntan a que el acusado estaba delirante, como la sospecha de que su novia “no era ella”, se le ha planteado “una especie de duda”, ya que ha admitido que se pudo equivocar en su consideración de que su novia formaba parte del “complot”. El experto indicó que este tipo de patologías tienden a ser crónicas y que su tratamiento debiera hacerse en un centro cerrado, aunque la prisión “no es un buen sitio” para tratar a una persona enferma. A su entender, J. V. D. G. también presenta rasgos esquizoides en su personalidad dado que es persona aislada, con pocos amigos, y tiene una conjunción de factores genéticos y de vivencias en una “dura” infancia, con una madre enferma y un padrastro del que asegura haber sufrido malos tratos.
En la sesión de ayer también declararon los médicos forenses que procedieron al levantamiento del cadáver -fue encontrado dos días después del crimen- y a su posterior autopsia. Ayudado de la proyección de diapositivas con la imagen del cuerpo, mientras el acusado permanecía cabizbajo tras un biombo que le impedía la visión, uno de los forenses explicó que la muerte de Almudena Matarranz es “compatible con un mecanismo de asfixia, de sofocación, por oclusión de las vías respiratorias, posiblemente por la compresión de algo desde fuera”, que pudiera ser un cojín.
También comparecieron cinco er-tzainas, quienes afirmaron que los restos genéticos recogidos del cojín supuestamente utilizado para asfixiar a la mujer eran compatibles con los perfiles de víctima y acusado. - Efe