María Mireia recibió 52 cuchilladas en órganos vitales y en las dos yugulares
Los forenses descartan que el acusado actuara de forma compulsiva en el ataque
Bilbao. María Mireia recibió 52 puñaladas que le afectaron a órganos vitales y le seccionaron las dos yugulares. La pérdida de sangre le causó la muerte en apenas unos minutos, lo que le dejó sin posibilidad de defenderse. Estas son algunas de las conclusiones a las que llegaron los forenses que realizaron la autopsia al cuerpo sin vida de la mujer que fue presuntamente asesinada por su vecino R. T., en mayo de 2012, junto al número 42 de la calle Ramón y Cajal de Deusto.
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Bizkaia acogió ayer la cuarta sesión del juicio con jurado popular por el apuñalamiento mortal de María Mireia. A lo largo de la vista de ayer, los forenses, que declararon en calidad de peritos, desgranaron la consecución de los hechos que tuvieron lugar el día de autos. Asimismo, los médicos enumeraron las 52 cuchilladas que recibió la víctima y explicaron las lesiones que provocaron que la víctima no pudiera defenderse y la fatal consecuencia que se derivó de las mismas.
Ante las preguntas del letrado de la acusación particular, en representación de la familia, los forenses describieron a María Mireia como una mujer "menuda, baja y de unos cincuenta kilos" que debido a lo sorpresivo del ataque solo pudo realizar algún gesto instintivo con los brazos para tratar de repeler la agresión. Un intento que de nada le sirvió.
52 puñaladas Los forenses descartaron ayer que el asesino actuara de forma compulsiva, ya que durante la agresión paró en varias ocasiones para apuñalar a la víctima en otras zonas del cuerpo. Los peritos enumeraron durante la sesión de ayer la sucesión de cuchilladas que recibió la víctima entre un contenedor y un turismo a escasos metros del portal de su casa.
De las 52 puñaladas, casi la mitad, concretamente 21, fueron asestadas en el cuello y en la zona cervical, lo que provocó el corte de las dos venas yugulares y la rotura de la laringe. Otras 11 cuchilladas fueron dirigidas a la zona torácica y afectaron a varios órganos vitales. El cuchillo atravesó una costilla y el diafragma y alcanzó el pulmón y el hígado. El autor asestó otras siete cuchilladas en la zona abdominal de la mujer, donde dañó otros órganos vitales como el páncreas y el estómago.
Además, el cuerpo presentaba varias heridas defensivas superficiales en los brazos y las manos. Todas estas lesiones provocaron un "shock hipovolémico a la víctima, que murió desangrada", según el relato de los forenses.
En su testimonio concretaron que las 52 puñaladas estaban provocadas por un arma blanca "de un solo filo de unos ocho centímetros de hoja", compatible con el cuchillo de cocina que el propio acusado facilitó a los policías después del crimen. De hecho, tras los hechos, R. T. reconoció a los ertzainas que fue él quién mató a la mujer. A pesar de ello, en su comparecencia ante la Sala, el hombre afirmó no recordar nada de lo ocurrido.
Hoy testificarán los psiquiatras y psicólogos que examinaron al detenido. Una sesión que resultará clave para dar por buena o desestimar la solicitud de la defensa de libre absolución por enfermedad mental.