En los últimos años se ha avanzado mucho en el manejo del ictus, lo que ha mejorado el pronóstico de forma significativa. “A pesar de ello, es necesaria una mayor información sobre esta enfermedad para disminuir su incidencia, secuelas y evitar nuevos episodios. Saber cómo evitarlo, cómo reconocerlo y cómo actuar es importante para conseguirlo”, apunta María del Mar Freijo, neuróloga del Hospital Universitario de Cruces. “Conocer la experiencia de las personas que lo han sufrido es fundamental para poder avanzar y mejorar el bienestar y calidad de vida, no sólo de ellos, sino de sus cuidadores y de su entorno”, sostiene. En esta línea se encuadró la jornada Hablemos del ictus, celebrada recientemente en Bilbao.

El ictus es la primera causa de muerte en las mujeres. ¿Por qué esta diferente incidencia?

Por la edad, porque las mujeres viven más; el ictus va asociado, principalmente, a la edad. También hay una arritmia del corazón que es más habitual en las mujeres mayores y tal vez esto sea la causa de ictus extensos que son muy graves. A partir de los 65 años se incrementa el riesgo de padecerlo.

¿No se tendría que ser más contundente desde las instituciones, sanitarias y sociales, en la prevención de factores de riesgo como alcohol, tabaco y obesidad?

Es un deber y una obligación de todos el fomentar el estilo de vida saludable, abstenerse de tóxicos, hacer ejercicio, llevar una dieta equilibrada y fomentar el control frecuente con el médico del centro sanitario para detectar los factores de riesgo y tratar de controlarlo. Tiene que haber una mayor concienciación por parte de la población y que conozca mejor los riesgos para prevenir el ictus.

El ictus es un grave problema, además de personal, laboral y de coste sanitario, ¿no debiera informarse y formarse más sobre él?

También es grave en el entorno del paciente, de la familia, y de los cuidadores, pues es la primera causa de discapacidad; los pacientes se encuentran en una nueva realidad, con su vida cambiada, porque muchos no pueden reintegrarse a su actividad laboral y pasan a ser dependientes. Un porcentaje elevado necesitarán las ayudas más básicas de autocuidado y, además, van a depender emocionalmente de otros.

No se puede cambiar la genética, pero ¿cuántos ictus se podrían prevenir con buenos hábitos y el control de los factores de riesgo vascular?

Hasta el 80-90% de ellos podrían evitarse con un estilo de vida saludable y el control de los factores de riesgo vascular. Lo que no puedes evitar es la edad cronológica, pero se puede intervenir en el estilo de vida, haciendo ejercicio, con una dieta saludable y abandonando el hábito tabáquico, lo que redundaría en menos riesgos de hipertensión arterial, diabetes y colesterol elevado. También se deben realizar controles periódicos para detectar el primer momento en el que se tenga la tensión alta o se diagnostique una diabetes y, de esta manera, comenzar a tratarlo. Se debe vigilar que se esté en los niveles correctos, porque hay enfermedades que van causando daño a la larga y es importante hacer un seguimiento estrecho. Además, si controlas los factores de riesgo vasculares controlas otras muchas enfermedades, no solo el ictus, sino todas las patologías relacionadas con aparato circulatorio. La prevención no podrá evitar su aparición, pero puede hacer que estas enfermedades lleguen más tarde y con menos intensidad.

¿Cómo reconocemos que estamos ante un ictus?

Se produce bruscamente. De repente estás bien y de sopetón te encuentras con que no puedes mover bien un brazo, una pierna, no puedes hablar, se te paraliza la cara, no puedes entender lo que te dicen o no puedes ver por un lado. Suelen ir unidos varios síntomas. Hay que incidir en que si tenemos un ictus reconozcamos que estamos ante este evento vascular y que tenemos que pedir ayuda sanitaria inmediata; lo ideal es a través del 112, pues que el ictus tenga un mejor o peor pronóstico depende de lo rápido que acudas al centro donde te puedan tratar. Un aspecto es la incidencia y otro que seamos capaces de reconocer que tenemos que pedir ayuda inmediatamente.

En el ictus el tiempo es oro. ¿Se conoce cómo empeora el pronóstico a medida que pasa el tiempo?

Los especialistas solemos decir que el tiempo es cerebro, porque cada segundo que pierdas, ganas cerebro dañado. Al principio podíamos tratarlo en las primeras tres horas; si se superaba esa barrera ya no se podían poner los tratamientos, ya que se corría mucho riesgo sin ningún beneficio; después, se amplió a cuatro horas y media. Continuaban siendo tiempos muy cortos. A medida que hemos ido avanzando y se han ido encontrando tratamientos, se disponen de ventanas de tiempo más amplias. Pero, aunque tengas más tiempo, el que pierdes es cerebro dañado.

¿Los códigos ictus son mejorables?

Lo importante es que se llegue lo antes posible a los centros. Siempre hay posibilidades de mejora, pero están implantado en todas las autonomías el 112 de la alerta, que inicia una acción en cadena de todos los profesionales que deben actuar.

¿Qué reto tienen los especialistas al tratar a estos pacientes?

Es fundamental escuchar la experiencia de cómo viven su enfermedad, su perspectiva, porque a veces nosotros estamos en la parte técnica y detrás hay un paciente que está viviendo una realidad, y aunque la parte asistencial es fundamental, oírlos es una forma que nos ayudará a mejorar nuestra actuación para mejorar su calidad de vida, no sólo en la parte aguda, sino también cuando pase el ictus y se vean con todos los problemas a los que tiene que hacer frente. Hemos de acompañar al paciente y conocer cómo viven ellos la enfermedad.

¿Qué demandan los pacientes? 

El conocimiento sobre la enfermedad. Según las encuestas realizadas, el porcentaje de pacientes que conocía algo de la enfermedad antes de sufrir un ictus ascendía al 60%. Después de sufrirlo, el 20% decía que tenían un conocimiento bajo o muy bajo. Esto influye en cómo llevan ellos su patología y en saber las medidas de prevención que necesitan para no sufrir otro evento, el seguimiento, dónde tienen que ir, dónde dirigirse. Porque son pacientes que necesitarán recursos sociales, ayudas. Hay que intentar que haya una continuidad en los cuidados.

¿Hay tratamientos que les ayudan?

Si tienes hipertensión, diabetes y colesterol alto, aparte de la dieta, tienes medicamentos específicos. También si padeces una arritmia en el corazón es importante que se detecte y tratarla con una medicación anticoagulante. Ahora, dependiendo de cada patología que padezcan, los especialistas disponemos de medicaciones para tenerlas controladas.

QUIÉN ES

María del Mar Freijo es neuróloga del Hospital Universitario de Cruces, además de coordinadora del grupo Neurovascular del Instituto BioCruces-Bizkaia. Es investigadora principal del grupo de Euskadi RICORS-Ictus (red de investigación nacional del instituto Carlos III), Master en gestión sanitaria y experto en innovación y gestión sanitaria por la Universidad de Deusto, y coordinadora del Gruño de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Participa activamente en campañas de concienciación sobre salud cardiovascular, como la del ictus celebrada en Bilbao auspiciada por Asociación del Daño Cerebral Adquirido (ATECE), Hermanas Hospitalarias (Aita Menni) y Daiichi Sankyo.