José Luis Amatriain, el frutero funerario
JOSÉ Luis Amatriain no trabaja en una funeraria ni escribe necrológicas. Sin embargo, conduce cada día un coche mortuorio por las carreteras de Ordizia y Lazkao porque tiene una frutería fúnebre ambulante. En un cadillac que antes llevaba féretros ahora transporta cajas de pimientos, naranjas, alcachofas o berzas. Y en lugar de coronas de flores, en el vehículo cuelgan ristras de ajos. No en vano, sus frutas y verduras están de muerte. Gracias al plus de este macabro marketing, Frutas Amatriain de Lazkao ha obtenido el PremioGolden Gold a la frutería más creativa, unos galardones otorgados en el marco de Fruit Attraction que reunió en Madrid a profesionales de 120 países.
Grandes dosis de humor negro y mucha originalidad para una iniciativa que les ha hecho populares en el Goierri y que surgió de la afición de su propietario por los vehículos clásicos. Un día se le ocurrió proponer a un amigo que regenta una funeraria intercambiar una motocicleta Vespa por uno de sus coches fúnebres para convertirlo en el mejor reclamo de sus productos. Dicho y hecho. Después llegó la hora de tunearlo, tintar las lunas y en lugar de coronas, colgar ristras de ajos. Y sobre todo, crear un eslogan epitafio: “Nuestros productos están de muerte”, una expresión para la eternidad hortofrutícola. Al ver la nueva adquisición en la puerta de la frutería, los clientes empezaron a preguntar por la esquela del fallecido. Pero claro, no había ningún deceso, más bien había nacido una estrella, el negocio de venta de fruta en el que José Luis lleva desde los 14 años. Por eso, este frutero inquieto ya cuenta con dos establecimientos y pone en marcha pioneras iniciativas como el asado en mercados de pimientos, usando el antiguo tamboril para recuperar tradiciones y llamar la atención de los consumidores.
De hecho, los vecinos ya no se sorprenden cuando ven llegar a un coche fúnebre del que, en lugar de un ataúd, salen cajas de coliflores, mandarinas y lechugas, aunque al principio hasta se santiguaban cuando pasaban por delante. Gracias a esta original forma de vender, a José Luis Amatriain no hay que darle el pésame sino la enhorabuena porque acaba de ganar el premio a la frutería más creativa del Estado, una nueva categoría de los Golden Gold que destaca la originalidad en el servicio y la puesta en marcha de iniciativas que atraigan a los clientes. En este caso al galardón, se añade la aportación de producto hortofrutícola por valor de 3.000 euros y una campaña de publicidad extra para su comercio.