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A todo gas

Tras ganar el Campeonato de España de Karting en categoría alevín, ya ‘mete el morro’ en categorías superiores

A todo gas

Es el claro ejemplo de la constancia. Desde que a los cinco años se subiera por primera vez a un kart, el mungiarra Urbeltz Moar no ha parado de evolucionar. Tanto que a sus 11 años se acaba de proclamar campeón de España en la categoría alevín y ya está metiendo el morro en la categoría superior, la cadete. De hecho, es muy probable que el último meeting de este año -la Copa de Campeones que se celebra en el circuito de El Vendrell, Tarragona- salga ya a la pista con los mayores.

“Le quieren poner en medida con los de la categoría del año que viene para poder ver dónde puede fallar y durante la pretemporada poder corregirlo y así, la temporada que viene, poder dar un poquito de guerra”, confiesa emocionado su padre Koldo, el culpable de que la adrenalina corra por las venas del pequeño Urbeltz. Y no es una prueba más, ya que sobre el asfalto habrá pilotos llegados de Argentina, Francia, Portugal o Inglaterra.

Urbeltz tendrá otra oportunidad este próximo mes de noviembre para demostrar sus aptitudes y su actitud al frente del volante de su kart de 64 centímetros cúbicos con el que es capaz de trazar a más de cien kilómetros por hora en algunos circuitos. Será en Valencia, en la carrera Rotax a la que ha sido invitado gracias al evidente progreso mostrado durante esta última temporada que no ha pasado desapercibido para nadie del mundillo.

La confirmación No en vano, si durante 2013 hizo alguna que otra pole y consiguió subir al podium en varias ocasiones, este año ha sido el de su confirmación: ha puntuado en todas las carreras disputadas. Para ello Urbeltz ha tenido que trabajar muy duro junto a un amiguete de Castellón durante los meses previos al arranque de la competición a fin de corregir errores. “Ya era rápido, pero le faltaban cosas que hemos ido a buscar y al comienzo de temporada las habíamos encontrado. Sabemos lo que tenemos que hacer, pero fallábamos en la guerra” resume, por boca de su hijo, Koldo.

En definitiva, Urbeltz ha aprendido a gestionar las carreras de un modo más profesional; a escuchar a su kart; a mirar con otro ojo al escurridizo cronómetro durante las vueltas -de ocho a doce, según el circuito-; y a templar su ímpetu y sus nervios. “El que suele ser un poquito más espabilado y es capaz de engañar, de enseñar el morro por un lado y meterse por el otro,? Esas artimañas... Aquí nadie da el intermitente. Ahí es donde está el mayor punto a favor de Urbeltz”, subrayaba el padre de este admirador de Lewis Hamilton o Kimi Raikkonen, entre otros.

“Hay que saber perder dos puestos para, en vueltas siguientes, ir a ganar y no tener un roce y perder todo lo trabajado durante el fin de semana”, apostillaba. Eso, y estar rodeado de un mecánico que sabe lo que se hace -Gorka García, de Usansolo- y un equipo -Marlon Kart- con buenos motores. “Cuando eres capaz de enlazar esas tres cosas, raro es que vaya mal”, apostillaba el padre de Urbeltz Moar.