donostia. InVESTIGADORES de las universidades de Cantabria, Toulouse y Burgos dicen haber datado en la cueva guipuzcoana de Altxerri, ubicada en Aia, las pinturas rupestres más antiguas de Europa, con una supuesta edad de 39.000 años. Así lo comunicó ayer, en una nota de prensa, el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, perteneciente a la universidad. Las pinturas analizadas por el estudio, publicado en la prestigiosa revista Journal of Human Evolution, son las ubicadas en la galería superior, en un espacio conocido como Altxerri B.

Este diario se puso ayer en contacto con la Diputación de Gipuzkoa y la Sociedad de Ciencias Aranzadi para contrastar la importancia del hallazgo pero de momento, ambas instituciones rehusaron valorarlo. La diputada foral de Cultura, Ikerne Badiola, podría hacer alguna aclaración al respecto en una comparecencia que tendrá lugar este mismo mediodía. Al parecer, el silencio que guardan las instancias guipuzcoanas estaría relacionado con las diferencias de criterio en torno a la metodología empleada en el estudio, iniciado en el año 2011 cuando los investigadores de la Universidad cántabra, César González y Aitor Ruiz, decidieron realizar un nuevo análisis del conjunto rupestre de Altxerri con motivo de la tesis doctoral de Ruiz. Entonces incluyeron también el estudio de la galería superior (Altxerri B) y según apuntó Ruiz, "desde el principio resultó evidente que se trataba de un conjunto independiente del de la galería inferior". Así, uno de los primeros objetivos fue establecer una cronología de Altxerri B.

A tal efecto se integró en el equipo a otros dos expertos, Diego Garate (Université de Toulouse II Le Mirail), especialista en arte del Paleolítico superior inicial, y Eneko Iriarte (Universidad de Burgos), especialista en Geoarqueología. Los cuatro investigadores firman el artículo publicado en Journal of Human Evolution bajo el título Not only Chauvet: Dating Aurignacian rock art in Altxerri B Cave (northern Spain). Ante la imposibilidad de datar directamente las pinturas por estar realizadas con pigmentos inorgánicos, se recurrió a otra serie de análisis. Por un lado, existían unas dataciones de huesos depositados al pie de las pinturas a las que se sumaron los exámenes de otras muestras del contexto, financiados por Aranzadi.

Según pudo saber este periódico de distintas fuentes expertas del territorio, la diferencia de criterio entre los arqueólogos estribaría en la metodología de datación. Quienes no comparten los criterios del estudio advierten de que lo que realmente se han datado son los huesos carbonizados encontrados bajo las pinturas y que al parecer son restos de animales. Mientras los investigadores del estudio sostienen que las pinturas tendrían la misma antigüedad que los huesos, otros replican que los carbones podrían ser incluso más antiguos que las pinturas.