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Objetor al régimen nazi por amor

August Landmesser fue condenado por los tribunales a prisión, trabajos forzados y a servir en el frente por haberse casado con una judía y haber tenido dos hijas

Objetor al régimen nazi por amorFOTO: DEIA

AHORA que el santo elevado a los centros comerciales de todos los tamaños se asoma al huraño calendario, muchas son las personas en este mundo que han podido conocer una historia real y realmente conmovedora: la de un hombre, alemán para más señas, que se negó a saludar y levantar su brazo en presencia de Adolf Hitler como forma de protesta porque el régimen nazi le había arrebatado todas sus razones para ser feliz: su mujer y sus dos hijas.

Es la emotiva e inquietante historia de August Landmesser, un obrero afiliado incluso al NSDAP (el partido nazi), cuya única fechoría fue amar sin límite a una mujer de origen judío, Irma Eckler, con quien luego tuvo dos hijas, Ingrid e Irene. La petición del permiso para poder casarse, corría el año 1935, fue rechazada porque las segregacionistas autoridades de aquella negra época no podían consentir la unión. Landmesser, fiel y honesto con su corazón, siguió compartiendo su existencia con Irma.

Sin embargo, los nazis obedecían a otros sentimientos, los de la fuerza. Tras varios juicios, en 1938, Landmesser fue definitivamente condenado a dos años y medio de trabajos forzados en el campo de concentración de Börgermoor. ¿La acusación? Una deshonra para el orden social de la raza aria; o como a ellos les gustaba presumir Rassenschande. Su mujer Irma corrió la misma suerte después de ser condenada y fue llevada a Lichtenburg y luego al de Ravensbrück (ambos solo para mujeres) donde murió en enero de 1942, como tantas otras mujeres judías. Sus hijas fueron separadas: a Ingrid se le permitió vivir con su abuela materna, mientras que Irene fue llevada a un orfanato y más tarde adoptada por una familia.

August fue liberado a principios de 1941 y llevado a continuar sus trabajos forzados en una fábrica de coches para el Ejército nazi. Y por si todo esto fuera poco, también fue obligado a alistarse al I Batallón de libertad condicional 999 y enviado al frente. Desde finales de ese año no se volvieron a tener noticias de él, lo que hace pensar que muriese en alguna de las batallas en las que tuvo que participar esa heterogénea banda de condenados.

La leyenda de Landmesser empezó a forjarse aquel mismo día de 1936, en los astilleros de Blohm und Voss de Hamburgo, aunque su semblanza e identidad no fueron conocidos hasta medio siglo después de su desaparición cuando, en el año 1991, una de sus hijas descubrió por casualidad la fotografía en un periódico antiguo. Pero hasta entonces, la imagen de este indomable fue utilizada por las tropas aliadas con el objetivo de desmoralizar a la población de aquel país, sumida en una corriente social empujada por el nacionalsocialismo de Hitler.

Su gesto, impreso en papel, fue lanzado sobre suelo alemán animando a los contrarios al régimen nazi a que adoptasen la misma actitud que ese hombre de la foto que ahora, gracias a la globalización de las redes sociales, ha pasado a la historia por una fotografía en la que se le puede ver con los brazos cruzados. Fue en la botadura del velero (hoy barco escuela) de la marina alemana Horst Wessel en 1936. Ese día el Führer Adolf Hitler estaba presente en Hamburgo, cuando August Landmesser, quien ya tenía problemas con la justicia, se negó a saludarlo como hicieron los miles de compañeros que tenía en los astilleros. Desde entonces este hombre es un ejemplo de coraje individual y objeción de conciencia.

Y ha sido ahora, cuando su semblante serio, responsable y sensato ha vuelto a sembrar pensamientos en miles y miles de individuos en todo el planeta gracias al blog Senrimonchi creado tras el desastre de Fukushima para facilitar las tareas de socorro de personas desparecidas y, sobre todo, tras subir la fotografía al punto de encuentro virtual por excelencia: Facebook. August Landmesser ha dado la vuelta al mundo con más de 25.000 usuarios que se han interesado por conocer su historia y su testimonio mudo de amor. La imagen original permanece expuesta en Berlín, en el espacio cultural Topografía del Terror, donde hasta 1945 se encontraban las sedes de la Gestapo.