Pradales llama a poner “pie en pared” ante los discursos que “reviven los autoritarismos"
El Gobierno vasco pide perdón por la tardanza en saldar la deuda con las 253 víctimas de la deportación a campos del nazismo en el 80 aniversario de su liberación
“Tenemos que poner pie en pared ante los discursos que reviven los autoritarismos de siempre: inventando uno o varios enemigos para sembrar el odio y dividir a la sociedad, explotando el miedo en su propio beneficio, evocando la grandeza perdida y el retorno a un pasado idílico y presentando líderes carismáticos con soluciones rápidas y sencillas para todo”. Así se ha pronunciado el lehendakari Imanol Pradales en el homenaje institucional, organizado por Gogora y celebrado en Irun, donde el Gobierno vasco ha pedido “perdón” por la tardanza en saldar la deuda pendiente con la memoria de los 253 vascos deportados a campos de concentración nazis, internados entre 1940 y 1945, coincidiendo con el 80 aniversario de su liberación. Una mayoría estuvo recluida en Mauthausen y su satélite Ebensee, donde fallecieron 113 de ellos y sobrevivieron 125, mientras que falta por aclarar qué aconteció con los otros 15 deportados, según la Coordinadora por la Memoria de la Deportación Vasca, creada por un grupo de historiadores y descendientes de los damnificados. Esto es, hubo casi tantos muertos (47%) como supervivientes (53%). Resulta muy llamativa la cifra de muertos en Mauthausen, donde exterminaron a dos terceras partes (65%) de todos los vascos que murieron en la deportación.
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El jefe del Ejecutivo vasco ha subrayado la responsabilidad histórica que atañe a cada generación, profundizando en que “la nuestra es proteger y consolidar aquello por lo que pelearon quienes hoy homenajeamos, la paz, la libertad, la democracia y los derechos humanos”, remarcando la trascendencia de no banalizar los populismos, los extremismos ni los fanatismos que cuestionan la democracia. “Imaginemos su periplo; lucha contra Franco; exilio; ser encerrados en un campo de internamiento francés; lucha contra el nazismo; ser detenidos y enviados a un campo de concentración”, ha relatado el lehendakari, para añadir que “allí les robaron las pocas posesiones que tenían, les arrebataron su identidad y les asignaron un frío número”. “Les sometieron a hacinamiento, a trabajos forzados, a vejaciones, torturas, desnutrición y temperaturas bajo cero”, ha desglosado sobre aquella tragedia. Pradales ha precisado además que “quienes sobrevivieron no lo tuvieron nada fácil”, ya que “el bando democrático por el que lucharon les dio la espalda”. “Primero negándoles el estatuto de refugiados internacionales, que no recibirían hasta 1951 y, después, permitiendo que Franco se perpetuara en el poder en nombre de un supuesto bien mayor como era la guerra fría contra el comunismo”, ha constatado. Según el dirigente jeltzale, los nazis intentaron arrebatarles “la dignidad y los aliados inicialmente le robaron la esperanza”, pero “hoy estamos aquí para recordar y para honrar su memoria” y también para “pedir perdón por el tiempo transcurrido sin haber sido reconocidos públicamente”.
El acto que ha tenido lugar en Ficoba ha congregado a numerosos representantes institucionales como la consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José, y la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, así como a familiares de las víctimas, todas ellas del bando republicano y huidas a Francia. “Hoy estamos aquí para recordar y para honrar su memoria. También para pedir perdón por el tiempo transcurrido sin haber sido reconocidos públicamente”, ha recalcado Pradales, valorando este significativo paso, en tanto que la consejera San José ha evocado “a miles de apátridas a quienes el odio revanchista del régimen franquista les había negado la nacionalidad vasca y española y que fueron encerrados entre alambres de espino y privados de lo más básico, del derecho a tener derechos, como diría Hannah Arendt”. Por ello, ha instado a honrar su memoria, su sacrificio, su dolor y su ausencia, al tiempo que se ha dirigido a sus familias para pedirles “perdón por tantas décadas de silencio”, una “doble victimización”.
Emoción entre los familiares
El tributo ha arrancado con la proyección de una pieza audiovisual donde se han expuesto las principales claves para entender la deportación, su dimensión, así como el contexto que propició que este hecho se silenciara y no sea especialmente conocido en la sociedad vasca, tal y como lo es en el resto de Europa. Un vídeo en el que han intervenido Etxahun Galparsoro, historiador especializado en deportación y, a su vez, familiar de tres personas deportadas; Juan Francisco Murillo, miembro de la Amical Mauthausen; y María Jesús Amenabar, del colectivo La Ilusión de Rentería. Los nombres de todas las víctimas se han exhibido en paralelo a la intervención de algunos de sus familiares, entre ellos el hijo y una nieta (Eugenio y Asun Azurza) de José María Azurza, natural de Donostia, afiliado a la UGT, y asesinado en Mauthausen el 28 de octubre de 1941. Asimismo, tomó la palabra Lola Madariaga, hija del superviviente Pedro Madariaga, natural de Portugalete, quien ha rememorado cómo su padre fue trasladado de un campo de concentración a otro, entre ellos Mauthausen, Bremen y Dachau, y, sin embargo, fue capaz de vivir después una vida feliz ya que, aunque no pudo olvidar, “nunca odió”.
Por su parte, la consejera San José agradeció la dedicación de las familias, miembros de asociaciones, entidades memorialistas, y fundaciones que trabajan en este ámbito por “ocupar el espacio desatendido por las instituciones”, y concluyó su discurso apelando a la ciudadanía más joven para que hagan un ejercicio de memoria con el fin de que hechos tan atroces no se repitan. Cabe destacar que en el rastro documental de los supervivientes se constata con claridad que muchos murieron en las semanas y meses posteriores a su liberación. Incluso hubo quien falleció años después a consecuencia de las secuelas que arrastraba. Por tanto, el genocidio perpetrado por el nazismo trasciende de estos datos.
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La parte artística del acto la asumió la compañía Dantzaz de Errenteria, interpretado la pieza de danza Basoa, una adaptación de la original, inspirada en el campo de concentración de Gurs (Francia); enclave donde se hacinaron y centenares de personas, exiliados de la Guerra Civil y que sirve de punto de partida para una reflexión sobre la misma situación que padecen hoy miles de personas refugiadas que huyen de sus tierras debido a las guerras y a la pobreza. En el espacio de acceso al auditorio se ha expuesto una muestra sobre los casos de deportación de la zona del Bidasoa, de la asociación memorialista Kepa Ordoki.
Este homenaje se enmarca en el proyecto Memoria de la deportación 1945-2025 con el objetivo de seguir ahondando en el conocimiento de este fenómeno y su divulgación, en un año donde Gogora organiza un curso con esta temática en los cursos de verano de la UPV/EHU. Con el título ‘a deportación europea a los campos nazis 1940-1945. Historia, memoria y testimonios vascos, durante los días 14, 15 y 16 de julio, en el Palacio Miramar de Donostia, intervendrán especialistas en la materia, asociaciones y allegados. La investigación de referencia hasta la fecha para abordar la deportación vasca en el periodo 1940-1945 es la realizada por los historiadores Etxahun Galparsoro y Josu Chueca y publicada por Gogora en 2020.
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