No es la primera vez que se suscita un debate sobre la necesidad de crear otro grupo de trabajo ante el bloqueo en el cumplimiento del Estatuto de Gernika. El lehendakari Urkullu pide una Comisión Permanente para que exista un diálogo fluido y nadie lo pueda suspender de manera unilateral, y en ese foro participarían los ministerios y consejerías afectados por los traspasos. El Estatuto de Gernika ya recogía la posibilidad, legal, de reunir en un mes una comisión que fijara las reglas. Y el lehendakari Juan José Ibarretxe, por su parte, pidió en 2001 una comisión “al más alto nivel” en una reunión que mantuvo en La Moncloa con el entonces presidente español, el popular José María Aznar, con el objetivo de culminar el desarrollo del Estatuto de Gernika. Aznar acudió a la cita con la idea de avisar de que ningún territorio del Estado se iba a segregar y puso más el acento en cuestiones relativas a la lucha contra ETA o la necesidad que él percibía de aislar a la izquierda abertzale. Quizás no ayudó el contexto, pero el presidente español no acudió con la mayor de las disposiciones.

Aznar no veía necesaria una comisión adicional porque ya existían los grupos técnicos y, además, se parapetó en las reivindicaciones abertzales de Ibarretxe para no ceder un ápice en ese terreno y acusarlo de derribar el edificio del Estado. Unos días después se concretó una reunión entre la vicelehendakari Zenarrutzabeitia y el ministro Posada, pero el Gobierno español se aferró a los grupos técnicos que preparan las transferencias y al cauce ordinario de la Comisión Mixta para firmar los pactos que se cierren. No contemplaba la posibilidad de una comisión de alto nivel, que para el PP sugería una implicación política de máximo rango.