Ciudadanos cambiará de color y de nombre pero, de momento, no de líder. Inés Arrimadas se aferra al cargo como presidenta hasta completar un proceso de refundación que puede prolongarse durante medio año para, después, someterse al pronunciamiento de la militancia. Una estrategia de supervivencia a la que llaman rebranding -un rediseño de la identidad- y en la que no cabe la palabra dimisión. “Nosotros no vamos a ser un problema”, precisó la dirigente naranja, que llegó ayer lunes al cónclave del Comité Ejecutivo Nacional “con el discurso en la cabeza” conjugado en clave de dimitir aunque no dio el paso porque “no es lo correcto sino la decisión más cómoda”. De ahí que pidiera al resto de sus compañeros “seguir fuertes” tras las sucesivas debacles electorales, la última en Andalucía, donde han pasado de ser socios de gobierno de Juanma Moreno a quedar borrados del mapa.

“Nuestro objetivo es volver a ilusionar” al electorado que “sigue aquí” y que “tiene que volver a sentir que Ciudadanos es útil” y “les represente en el sentido más amplio”, profetizó Arrimadas, que anunció la constitución de un equipo político para concretar las labores del equipo técnico. La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, tiene un papel destacado como enlace entre el equipo y los órganos de dirección, mientras que el portavoz será el diputado Guillermo Díaz. Junto a ellos, y definiéndoles como “savia nueva”, estarán la alcaldesa de Ciudad Real, Eva Masías; el candidato de Santa Coloma Dimas Gragera; el eurodiputado Adrián Vázquez y las coodinadoras de Baleares y Comunidad Valenciana, Patricia Guasch y María Muñoz.

La segunda de las patas de la refundación será dar la voz a la militancia, para lo que crearán cinco grupos de trabajo en los que se podrá participar de una manera abierta con propuestas programáticas y organizativas, y unas conclusiones que se conocerán a partir del 16 de septiembre. Además, se gestará un órgano asesor externo, formado por personas que no son de Ciudadanos pero quieren que el partido exista, como intelectuales. “Más allá del ruido quieren colaborar”, matizó Arrimadas, que ha empezado a preparar las candidaturas para las autonómicas y municipales de mayo de 2023. Con un nivel de autocrítica fiel a sus tradicionales discursos, es decir, bastante bajo, en su nuevo intento de ganar tiempo indicó que asume los errores de esta etapa pero con el “convencimiento absoluto” de que C’s es “muy buen partido para España”.

La crudeza de la reunión, que se prolongó durante dos horas y media, se reflejó en los rostros de los dirigentes que se asomaron fuera de la sede de Ciudadanos. Desde Villacís, que llegó al número 253 de la madrileña calle de Alcalá suplicando por “una catarsis”, hasta César Zafra, exsecretario de Organización de C’s Madrid y mano derecha de Ignacio Aguado, quien la semana pasada pidió la dimisión de la ejecutiva y la convocatoria de una Asamblea General. Los críticos se quejaron de que Arrimadas apenas concretó nada y ven a la cúpula del partido “atrincherada”.

Juan MarínApuesta por su líder.

Tras perder los 21 escaños que ostentaba en la Junta de Andalucía, Juan Marín abogó por la continuidad de Inés Arrimadas al considerar que “todos vamos a seguir confiando en ella para que siga dirigiendo este proyecto, no se me ocurre otra persona que pueda hacerlo”. Reconoció que el partido está en una situación que “no es fácil de resolver” y que él ahora es “un afiliado más” por cuanto “he presentado mi renuncia a todos mis cargos”, anuncio que hizo la misma noche electoral.