A apenas 21 kilómetros de la abadía benedictina en la que ETA celebró su I Asamblea en mayo de 1962, la Villa Arnaga de Kanbo acogió el evento que debía dar carpetazo a ETA y que en realidad fue el primer encuentro sin ella.

Las referencias a la Conferencia de Aiete podían ser constantes, aunque de fondo había un aspecto que quebraba este puente de la comparación: si la Declaración de Aiete sirvió de pista de aterrizaje para que ETA anunciara el cese de su violencia, en la pista de Arnaga no había avión. Lo histórico se supo el jueves en Ginebra.

Como consecuencia, la expectación no fue la de 2011, aunque la jornada, que había arrancado con los preparativos in situ de días atrás, empezó desde muy primera hora de la mañana. Un detalle: el aparcamiento exterior destinado a los periodistas estaba lleno para las 9.00 horas, tres horas antes del comienzo del encuentro.

La mayoría de los 370 acreditados de más de cien medios ya se encontraba en el recinto cuando poco antes de las 11.00 horas llegaron los miembros del comité organizador (Anaiz Funosas, de Bake Bidea; Agus Hernán, del Foro Social, y Brian Currin, Alberto Spektorowski y Raymond Kendall, del Grupo Internacional de Contacto) y el grupo de políticos de Iparralde que respaldó el encuentro, liderado por el presidente de la Mancomunidad y alcalde de Baiona, Jean René Etchegaray. Con ellos ya en Arnaga, luz verde para los invitados.

El primer dirigente internacional que se bajó del coche jugaba en casa: el economista lapurtarra que dirigió el Fondo Monetario Internacional Michel Camdessus. Eran las 11.06 horas, lucía el sol que luego se escondería y cada cinco minutos se sucedieron el exprimer ministro irlandés Bertie Ahern, el exalcalde de México DF Cuauhtémoc Cárdenas, el exlíder del Sinn Féin Gerry Adams y el exjefe de Gabinete de Tony Blair, Jonathan Powell. Tres -Ahern, Adams y Powell- repetían respecto a Aiete.

Tras las personalidades internacionales, la primera delegación en asomar ante la fachada principal de la Villa Arnaga llegó desde la CAV. Juntos, aparecieron representantes del PNV, de EH Bildu y de Elkarrekin Podemos. Al frente de ellos y acompañados de otros miembros de estas tres formaciones destacaban el presidente del EBB, Andoni Ortuzar; el secretario general de la coalición soberanista, Arnaldo Otegi; y la parlamentaria morada Eukene Arana.

Minutos después fue el turno de representantes de Iparralde como el alcalde biarrota, el centrista Michel Veunac; Anita Lopepe (EH Bai) y Sophie Bussière (EELV). El comité de bienvenida recibió después a una delegación en la que se encontraban, entre otros, el dirigente de EH Bildu en Nafarroa, Adolfo Araiz; la exsecretaria general de Podemos en la Comunidad Foral, Laura Pérez; el líder de Sortu Arkaitz Rodríguez; y una de las presencias no anunciadas, la candidata de Podemos a lehendakari y hermana de Joxi Zabala (asesinado por los GAL), Pili Zabala.

Intervenciones televisadas Desde la primera delegación hasta que los dirigentes internacionales entraron al hall que acogió el encuentro desde un salón contiguo, transcurrió algo más de media hora en la que llegaron otros representantes políticos, sindicales, sociales y culturales. Mientras se sentaban unos, otros como Ortuzar y Zabala charlaban, como mostró la señal en directo que la organización ofreció en todo momento de lo que ocurría en el interior.

Funosas dio comienzo a las 12.18 horas a un encuentro del que, a diferencia del de Aiete -en otro contexto y situación-, se escucharon las intervenciones sin necesidad de estar en la sala. Los invitados que lo estaban, por cierto, escuchaban desde el público y no, como en 2011, desde mesas enfrentadas. Entonces cada uno tuvo un breve espacio de tiempo para hablar.

El encuentro de ayer se situaba en otras claves. Menos trascendentes, más rápidas. Pasadas las 13.00 horas se acabó lo que se daba dentro del edificio. Los invitados salieron de la villa y por uno de los caminos que personal de la organización vigiló durante todo el día para que nadie cruzara por donde no debía, se acercaron hasta una zona próxima donde la gernikarra Irati Agorriaga, de 21 años, leyó en euskera la Declaración de Arnaga.

Entre los centenares de personas que no perdió detalle estaba Alain Eizaguerre, responsable de cuidar los jardines de la Villa “inspirados en los simétricos del Palacio de Versalles” que mandó construir en 1902 Edmond Rostand, autor de Cyrano de Bergerac. Tras Agorriaga, Camdessus, Powell y Cárdenas leyeron el texto en francés, inglés y español el texto.

Casi 24 horas después del acto de Ginebra en el que la fundación Henri Dunant certificó que ETA había dejado de existir a las 14.00 horas del jueves acabó el acto de Kanbo. Con menos selfis y menor expectación que la Conferencia de 2011, cuando Rufi Etxeberria sí vistió una corbata. Cuando todo un país quedó a la espera de un comunicado que no sabía cuándo llegaría. Fue tres días después. Aquel avión aterrizó entonces así. En Kanbo ayer, sin embargo, ya no había avión.