Kanbo - Personalidades internacionales y con experiencia en la solución de conflictos políticos de carácter armado hicieron ayer un llamamiento a la sociedad vasca para avanzar en la “reconciliación” dentro de un futuro sin violencia. Un camino que, asumen, no será fácil y que requerirá “mucho tiempo”, pero que invitaron a transitar ahora que ETA es ya un triste recuerdo. “Esto requerirá que todas las partes sean honestas sobre el pasado y hará falta un espíritu de generosidad para curar las heridas y reconstruir una comunidad compartida”, señalaron.

En medio de una enorme expectación mediática, la Villa de Arnaga, en la localidad labortana de Kanbo, acogió la cumbre internacional que debía certificar el final de ETA. Un acto cuidado y medido hasta el último detalle que venía precedido del anuncio de la banda de su disolución. “Es un día de celebración”, resumió el abogado sudafricano Brian Currin, anfitrión de un acto que tuvo como notarios de excepción a Jonhatan Powell, Gerry Adams, Cuauhtémoc Cárdenas, Michel Cambessus y Berthie Ahern.

En los jardines del palacete dieron lectura a la Declaración de Arnaga, un texto breve y sin grandes proclamas, pero de gran valor simbólico. Un mensaje por la reconciliación y por una mirada a un futuro sin violencia en el que habrá que trabajar a partir de ahora. ”Las heridas profundas perduran, y las familias y comunidades permanecen divididas. Debe haber más esfuerzos para reconocer y asistir a las víctimas”, apunta la declaración, en la que se hace un llamamiento a “resolver asuntos importantes como el de los presos y el de las personas huidas”. “Hacen falta esfuerzos duraderos para llegar a una total normalización de la vida cotidiana y política”, defiende el texto.

No hubo sin embargo grandes anuncios ni propuestas novedosas. Era simplemente la puesta en valor de un escenario reclamado durante décadas y que la sociedad vasca tiene asumido desde que en octubre de 2011 la banda puso fin a su actividad violenta. Y que no por ello deja de ser menos importante. “Reconocemos estos pasos históricos y les damos una calurosa bienvenida”, dice un texto que deliberadamente evita expresiones incómodas para ETA, y en el que incluso se celebra que se haya superado “el último enfrentamiento armado en Europa”. “Hoy es un buen día para el País Vasco, España, Francia y toda Europa. Esperamos que más temprano que tarde, con el esfuerzo de todos, una solución global, justa y duradera se alcanzará en el País Vasco”, concluye la declaración, que confía en que “este gesto lleve esperanza a todos aquellos que se enfrentan a conflictos aparentemente sin solución en otras partes del mundo”.

El final del final El manifiesto fue el punto final del proceso final de ETA. El último capitulo de una despedida tan lenta como inevitable que comenzó hace casi siete años en San Sebastián, en el Palacio de Aiete, donde los mismos firmantes del documento de ayer hicieron pública otra declaración a la que la banda respondió pocos días después con el cese definitivo de su actividad armada. Un proceso que ha tenido que afrontar sin la colaboración del Gobierno de España y ante la indiferencia de la mayor parte de la sociedad vasca.

De los promotores de aquella declaración faltaba Kofi Annan, que sin embargo envió ayer un mensaje de apoyo al acto. “Los conflictos pocas veces se puede arreglar por las armas y esta declaración muestra que el dialogo político es crucial para lograr una paz duradera”, apuntó el ex secretario general de la ONU.

Un mensaje que compartieron el resto de firmantes durante la conferencia política que precedió a la presentación de la declaración final. Un acto de apenas una hora en la que los organizadores y las personalidades invitadas hablaron de paz, de diálogo, de reconciliación y de futuro. “El enfado no es una política, y la venganza no es una solución”, argumentó el histórico líder del Sinn Féin, Gerry Adams, que compartió cumbre con su interlocutor en las negociaciones de paz en Irlanda, el británico Jonhatan Powel. Ambos cruzaron guiños 20 años después de los acuerdos de Viernes Santo.

Un paralelismo que sobrevoló la cita de ayer, que comenzó con un minuto de silencio en recuerdo “a todas las víctimas”, y que antes de finalizar ya había recibido la respuesta del Gobierno español. “La disolución no supondrá beneficios ni impunidad”, advirtió Mariano Rajoy ayer sin que nadie en Arnaga hiciera referencia a sus palabras. Seguramente porque, como apuntaron sus protagonistas, los cambios importantes requieren tiempo. O, tal vez, porque ayer era el primer día sin ETA. Y eso es algo más importante que celebrar.