bilbao - El adiós de ETA se hizo público ayer mediante una filtración. En realidad tenía que conocerse hoy a través de un comunicado que se emitirá por televisión pero la carta que envió la banda hace dos semanas a distintos agentes políticos, institucionales y sociales dando cuenta de que su disolución era completa vio la luz ayer y rompió el calendario que manejaba para su despedida.
En la misiva, fechada el 16 de abril, ETA da por terminado su “ciclo histórico y su final, dando fin a su recorrido”. Anuncia además que ha destruido totalmente sus “estructuras” militares, aunque no dice nada sobre el arsenal que por diferentes razones no ha podido controlar en su proceso de desarme, ni del que se haya podido desviar a etarras críticos con su desaparición, tal y como afirman algunas fuentes.
La carta responde a la necesidad que tenía ETA de dejar claro en los sectores político-institucionales, sociales y económicos -los más directamente afectados por los asesinatos durante estas seis últimas décadas- su voluntad de desaparecer total, efectiva y definitivamente. En los últimos meses, la izquierda abertzale y el Foro Social Permanente (la entidad que dentro del mundo de la izquierda abertzale ha canalizado en los dos últimos años el proceso del fin de la banda) han venido afirmando que ETA “desmovilizaría” sus estructuras militares, siguiendo los estándares de la DDR (desarme, desmovilización y reintegración) recogidos por la ONU y normalmente aplicados a guerrillas como las FARC de Colombia. Este término provoca resquemores y siembra dudas en muchos partidos e instituciones, así como en víctimas, que lo ven como un subterfugio para eludir una disolución real. En la carta filtrada ayer la banda asegura su “disolución completa”. Habrá que ver si su declaración de hoy confirma esta cuestión, la matiza o la cambia.
La banda aclara en el texto que su decisión es consecuencia del cambio estratégico de la izquierda abertzale, lo que ha llevado a ETA a sumarse a ese proceso iniciado en 2010, año en el que la banda perpetró el último de sus casi novecientos asesinatos. En marzo de aquel año murió el gendarme francés Jean Serge Nérin, tras un tiroteo con tres etarras que intentaban robar en un concesionario de coches en la localidad de Dammarie-lès-Lys.
Con su retórica habitual, parecida a la que empleó en el acto del desarme en Baiona el 8 de abril de 2017, ETA se arroga la representación del pueblo vasco para justificar todas sus decisiones y asesinatos, incluida la de su disolución. “El pueblo es el receptor fundamental de esta última decisión (...) porque ETA se formó del pueblo y al pueblo vuelve”. Añade que con este paso pretende hacer “una aportación en el camino hacia la consecución de la paz y la libertad” en Euskadi.
Sin embargo, la banda no cree que su desaparición supone que se haya superado el “conflicto” que mantiene Euskadi con España y Francia. “El conflicto no comenzó con ETA y no termina con el final del recorrido de ETA”, sostiene. En este punto acepta parte de su responsabilidad en el estado de cosas pero endosa la mayor parte de la culpa al Gobierno y a los agentes vascos, sin concretar a cuáles se refiere. Es por ello que considera que hay una oportunidad de cerrar para siempre el ciclo de la violencia y construir un futuro en común. “No repitamos los errores, no dejemos que los problemas se pudran. Eso no sería más que fuente de nuevos problemas”, apostilla.
Sobre el daño causado, apenas un párrafo a añadir a lo que ya dijo en su comunicado del pasado 20 de abril. Entonces vino a reconocer el dolor generado a todas las partes y pedía respeto a todas las víctimas, pero al mismo tiempo hacía distinción en su “perdón” entre las víctimas y los objetivos premeditados y las provocadas por error o de manera accidental. En la carta ETA pone el peso de la carga sobre los demás ya que considera que “la falta de voluntad para solucionar el conflicto y las oportunidades perdidas” ha provocado el alargamiento del conflicto y ha multiplicado el sufrimiento de las diferentes partes.
Comoquiera que sea, ETA reconoce el sufrimiento provocado como consecuencia de su “lucha”, eufemismo para referirse a los casi novecientos muertos y miles de heridos que ha dejado en el camino desde que un grupo de jóvenes vascos, que creó en 1952 el colectivo Ekin como alternativa a la pasividad que observaba en los dirigentes del PNV, adoptó en 1958 el nombre de Euskadi Ta Askatasuna (ETA) y asumió que la defensa de Euskadi pasaba necesariamente por el uso de la violencia. En estas seis décadas desde su primer asesinato en 1968 ha dejado un saldo de sangre con 7.265 víctimas, entre ellas 864 muertos, según el Ministerio del Interior.
José Antonio Pardines fue el primero de los más de doscientos guardias civiles asesinados por ETA, aunque también ha matado a centenares de civiles, más de trescientos. Txabi Echebarrieta fue el primer asesino y también el primer muerto de ETA, ya que cayó en un tiroteo con una pareja de la Guardia Civil pocas horas después de asesinar a Pardines en junio de 1968.
grabación en la henry dunant En la carta filtrada, ETA escribe por primera vez y de su puño y letra su anuncio de disolución. Es la primera de las tres entregas de esta semana para el adiós de ETA. La segunda se producirá esta tarde con la emisión en la BBC de la declaración de su desaparición. Según ha podido saber este diario de fuentes conocedoras de la situación, el vídeo se grabará a primera hora de la tarde en la sede de la Fundación Henry Dunant, en Ginebra (Suiza), entidad de mucho prestigio mundial en la resolución de conflictos armados. Una representación oficial de esta fundación hará de notario del comunicado final de ETA y acreditará su validez. El vídeo será remitido a la cadena británica que lo emitirá por la tarde. Poco después, también lo divulgarán algunos medios de comunicación vascos.