El cooperante Pau Pérez, la víctima número 15 de los atentados
Los Mossos confirman que el joven falleció acuchillado en su coche durante la huida de Younes Abouyaaqoub
Bilbao - Su fallecimiento estaba rodeado de interrogantes, pero los Mossos d’Esquadra van despejando las incógnitas detrás del asesinato del joven cooperante Pau Pérez, natural de Vilafranca del Penedès y de 34 años de edad, cuyo cadáver apareció en su propio coche en la tarde del pasado jueves. “Abouyaaqoub lo apuñaló, lo puso en el asiento trasero, cogió el coche, se saltó un control policial y llegó a Sant Just Desvern”, resumió ayer gráficamente el mayor de la policía catalana, Josep Lluís Trapero, sobre los últimos instantes de vida de Pérez, que tan solo tuvo la mala suerte de estar en el momento y el lugar equivocados. Se cruzó con Younes Abouyaaqoub, que se encontraba en plena huida tras atropellar a centenares de personas en la Rambla de Barcelona. Es la víctima número 15 de los atentados y fue asesinado por el propio Abouyaaqoub, que le robó su vehículo para intentar escapar de la persecución policial.
Nada presagiaba el final que encontraría el joven, que ayer por la tarde fue despedido por sus vecinos en un multitudinario funeral. De hecho, hacía escasas horas que había vuelto a la localidad donde residía para poner rumbo hacia la capital durante la tarde del pasado jueves. Las investigaciones policiales le sitúan minutos después de las 18.00 horas en los aparcamientos de la Ciudad Universitaria, usado habitualmente por los estudiantes, desde donde acostumbraba a desplazaba en transporte público a otros puntos de la capital catalana al ser de las pocas zonas de estacionamiento por las que no hay que pagar.
Ahí se topó con Younes Abouyaaqoub, que pudo haberlo sorprendido nada más apearse de su Ford Focus de color blanco. Para entonces, los Mossos d’Esquadra ya habían activado la denominada Operación Jaula con la que pretendían dar caza a los terroristas sospechosos de haber protagonizado horas antes un zarpazo yihadista que sumió a Barcelona en el caos.
Minutos después de perpetrar el robo, y con Pérez fallecido o herido de muerte -es un punto que la policía catalana no ha podido despejar todavía-, Abouyaaqoub se saltó un control en la avenida Diagonal arrollando a una agente de los Mossos. Durante su huida recorrió tres kilómetros hasta un polígono en San Just Desvern en el que abandonó a Peréz frente al edificio Walden. Cuando el vehículo fue hallado, la víctima presentaba heridas de arma blanca, pero no de los disparos efectuados por efectivos policiales.
Aunque durante las primeras horas se apartó este incidente de las acciones terroristas, e incluso circularon diversas teorías en las que se situaba al joven como autor del atropello en el control, los Mossos pronto pusieron el foco en que el principal sospechoso de haber cometido el asesinato de Pérez fue el mismo que protagonizó los arrollamientos en la Rambla. “Allí se le perdió la pista sobre las 19.00 horas”, reconoció ayer Trapero.
Solidario Diversos medios avanzaron ayer el perfil personal y profesional de Pau Pérez. Cooperante internacional, ingeniero electrónico licenciado por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y amante del fútbol, se autocalificaba en las redes sociales como “una persona divertida, organizada y responsable. Me gustan los animales y los niños. Juguetón. Me encanta ver películas, salir con los amigos y conocer gente. Me interesa trabajar en países menos desarrollados ayudando a la gente y, si es posible, ver diferentes lugares y paisajes increíbles”. Viajar era una de sus pasiones y, de hecho, había trabajado con una ONG en Haití después de que un terremoto asolara el país caribeño en 2010.
Pasaporte para la Cooperación, que es como se llama la entidad de ayuda humanitaria con la que colaboró, emitió un comunicado en el que afirmó que “Pau era la persona perfecta para esta labor, le sobraba humanidad y humildad a la vez que sus conocimientos técnicos le permitían enfrentarse a casi cualquier tipo de situación. Además, era una de las personas más trabajadoras y perseverantes que hemos conocido”.
“Una persona que le arrancaba una sonrisa a cualquiera que estuviera a su lado, una persona que lo dejaba todo por amor, y que construyó sueños y muchos techos para que otros pudieran resguardase de la lluvia. Cuántas vidas salvó Pau, no lo sabemos, solo sabemos que no hemos podido salvarle a él. Tras los recientes acontecimientos, nos sentimos rotos de dolor. El horror nos unió, el horror nos separa”, agregaba una misiva pública que, además de destacar su figura “como persona comprometida”, ensalzaba su valor “como ejemplo de solidaridad, y su muerte como símbolo de unión y libertad”.
Tres días de luto Pau Pérez también había vivido temporadas en Francia y Argentina, donde había dejado una huella tan profunda entre los que le conocieron en sus viajes como entre sus vecinos y amigos de toda la vida de Vilafranca del Penedès. Toda vez que la Generalitat confirmó ayer la muerte de Pérez, el Consistorio de su localidad emitió un comunicado expresando sus “sentidas condolencias” a la familia del joven, que trabajaba como ingeniero en la fábrica de Seat en Martorell, en las inmediaciones de Barcelona. “Muerte trágica e injustificable”, tal y como la calificó la administración local, que decretó tres días de duelo oficial y habilitará desde hoy hasta el jueves un libro de condolencias en el que los vecinos podrán mostrar su solidaridad con los allegados del joven.
El fútbol era otra de sus pasiones. Pau Pérez había defendido los colores de la Fundació Esportiva Atlètic de Vilafranca y el F. C. Vilafranca y había colaborado con las entidades deportivas más recientemente. “Las más sentidas condolencias a los amigos y los familiares de Pau Pérez, antiguo jugador muerto trágicamente en el atentado de Barcelona. Descase en paz”, abundaron en redes sociales las dos entidades deportivas.
Twitter también se llenó de mensajes en recuerdo a la que ya es oficialmente la decimoquinta víctima de los atentados perpetrados por los yihadistas en la capital catalana y Cambrils.
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