Cuarenta años después, ¿dónde está Pertur?
Han pasado cuatro décadas desde la desaparición del joven dirigente de ETA Eduardo Moreno Bergaretxe y las preguntas siguen siendo las mismas: ¿Quién lo secuestró y asesinó? ¿La extrema derecha o sus compañeros?
CUARENTA años de un sufrimiento apenas soportable de familia y amigos, incrementado por tenues esperanzas; cuatro décadas de incertidumbre, silencio cómplice, impunidad y casi nula voluntad de esclarecer la desaparición forzada del joven dirigente de ETA político-militar Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, posiblemente secuestrado, asesinado y enterrado desde 1976 en un lugar desconocido tras haber acudido a una cita trampa en Behobia.
Desde aquel 23 de julio, las preguntas -obvias- solo han encontrado indicios, hipótesis y conjeturas, pero ninguna respuesta: ¿Dónde está Pertur? ¿Quién lo asesinó e hizo desaparecer? ¿Por qué?
En estos cuarenta años, han sido dos -con algunas derivadas cada una de ellas- las hipótesis fundamentales, basadas ambas en serios indicios, aunque en último extremo sean contradictorias. La primera -y que se manejó desde el principio- hace recaer la autoría en los servicios policiales españoles, bien directamente o bien mediante agentes encubiertos, como miembros de la extrema derecha española o neofascistas italianos. La segunda achaca su desaparición a sus propios compañeros de militancia, en concreto a los comandos Bereziak, con quienes el joven dirigente de ETA pm mantenía serias discrepancias ideológicas, de disciplina y sobre el futuro de la organización y del empleo de la lucha armada.
Con estos comandos había tenido poco antes un oscuro episodio en el que lo tuvieron retenido -“arresto domiciliario preventivo y aislamiento”, lo calificó Eugenio Etxebeste Antxon- durante los dos días previos a una asamblea. Aunque de ambas hipótesis hay sospechas, pistas, declaraciones e indicios consistentes y argumentos plausibles, lo cierto es que en todo este tiempo no ha aparecido una sola prueba. Y nadie que conozca la verdad y su paradero ha roto su silencio.
Curiosamente, el auto del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu de septiembre de 2012, en el que decretó el sobreseimiento de las actuaciones tendentes a esclarecer los hechos, coincide, pese a las evidentes diferencias en cuanto a la solvencia de las pesquisas, con las conclusiones casi idénticas a las que llegó la dirección de ETA pm tras la “investigación interna” que llevó a cabo poco después de la desaparición de Pertur.
ETA y andreu “Hemos de decir que a pesar de que se nos han presentado numerosas pistas o indicios, tanto en una dirección como en la otra, no se han podido reunir elementos de juicio ni pruebas para formular una acusación concreta”, concluía el escrito de la organización armada en 1976. El juez Andreu, por su parte, tras cuatro años de intensa investigación y toma de declaraciones de testigos y de formular “hipótesis que no dejarían de tener una base lógica sobre lo sucedido a Eduardo Moreno”, concluye en 2012 que “de lo actuado no se desprenden indicios suficientes como para imputar a persona o personas determinada alguna como responsable de la desaparición” de Pertur.
“A mí nadie me puede sacar de la conclusión de que fueron sus propios compañeros, más en concreto los Bereziak”, asegura Gorka Knörr, amigo personal de Moreno Bergaretxe y de su familia. El que fuera secretario general de EA, que en aquellos años 70 empezaba a despuntar como cantautor, afición que al inicio compartió con Pertur-“Eduardo me enseñó los primeros acordes a la guitarra”, afirma-, relata la premonitoria conversación que tuvieron la última vez que le vio con vida pocos días antes de su desaparición. “Era junio y fui a cantar a San Juan de Luz y Pertur vino a verme. Después del recital mi madre y yo le llevamos en coche a la estación y allí, al despedirnos, mi ama le dijo: A ver si nos vemos pronto al otro lado y él respondió con una frase llena de enigma y que me ha perseguido todos estos años: No lo sé, Teresa, porque con estos burros puede pasar cualquier cosa. Eso lo recuerdo como si lo estuviese escuchando hoy”, cuenta Knörr.
Pertur, un ideólogo pese a sus 25 años, estaba en aquel momento redactando junto con Javier Garayalde, Erreka, la ponencia Otsagabia, que, ante los cambios y posibilidades abiertas tras la muerte de Franco, apostaba por el desdoblamiento de ETA pm, con la creación de un partido político dirigente -que posteriormente se tradujo en la creación de EIA, embrión de Euskadiko Ezkerra- y relegando la lucha armada a un papel secundario, lo que chocaba con otros dirigentes y los Bereziak capitaneados por Miguel Ángel Apalategi, Apala, y Francisco Mujika Garmendia, Pakito. El enfrentamiento interno era radical, brutal.
“bestias” Esta versión de la “persecución” que sufría Moreno Bergaretxe dentro de ETA coincide plenamente con la carta que envió a su novia, Lourdes Auzmendi, solo doce días antes de que se le perdiera la pista para siempre. En ella, califica a algunos de sus compañeros de “bestias” que han hecho de ETA “un Estado-Policía, donde cada uno sospecha del vecino y este del otro” y donde hay “auténticos histéricos que no ven sino conspiraciones por todos lados”. En la misiva, confiesa no sentirse bien ante la “dinámica que tiende a eliminar rivales políticos, no por medio del debate político, sino a través de sucias maniobras en nombre de la disciplina, la seguridad, etc.”.
Asimismo, en su declaración ante el juez Andreu, la novia de Eduardo Moreno afirmó que en una ocasión habló con un exmiembro de ETA que coincidió con Apala en Nicaragua, quien le contó que a Pertur le habían secuestrado ellos, le habían matado y le habían tirado al mar. El hecho de que la última vez que se le vio con vida fuera dentro de un coche precisamente con Apala y Pakito, quienes presuntamente le llevaban -conscientemente o no- a la cita trampa de la que jamás regresó, han abonado la tesis de la autoría de ETA. “En mi fuero interno lo sé y nadie me ha dicho que no fueran Apala y Pakito los responsables. Siempre he sabido que lo han celebrado como si lo hubieran sido”, aseguró Auzmendi tras su declaración al juez.
ETA, sin embargo, siempre ha negado su autoría. El exdirigente Eugenio Etxebeste, Antxon, que también declaró como testigo por esta desaparición en la Audiencia Nacional, afirmó que la organización armada no tenía nada que ver con la desaparición de Pertur, de la que responsabilizó a los servicios de inteligencia españoles.
duro golpe Fuera quien fuera el autor, la desaparición y muerte de Pertur fue un duro golpe dentro de la organización, al menos para el sector partidario de la línea aperturista que lideraba Moreno Bergaretxe, que, pese a todo, logró que se aprobara la ponencia Otsagabia en la VII asamblea de ETA pm celebrada en septiembre de 1976.
“Su desaparición truncó en cierto modo esa nueva perspectiva que vislumbraba Pertur, aunque nunca podremos saber qué hubiese ocurrido bajo su liderazgo. Con el paso del tiempo, su apuesta ideológica política se ha visto digna de mérito”, señala José Manuel Bujanda, Bixar, que estuvo con Moreno Bergaretxe en la clandestinidad.
Bujanda, que recuerda las navidades de 1974 que pasó en un zulo junto a Pertur y varias personas más en el Goiherri, subraya que en aquel momento Eduardo Moreno, de quien destaca su inteligencia, audacia y valentía, era calificado de “liquidacionista, chivato, español, etc.”, algo que, aún hoy, le “subleva”. “Algunas cosas las decía cuarenta años antes de lo que dice ahora Arnaldo Otegi”, concluye.
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