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Adolfo Araiz: “Tenemos un buen punto de partida para hacer un cambio duradero en Navarra”

Sin ocultar las diferencias en el seno del Gobierno de Nafarroa, Adolfo Araiz se muestra conciliador y subraya la importancia histórica del cambio

Adolfo Araiz: “Tenemos un buen punto de partida para hacer un cambio duradero en Navarra”Patxi Cascante

Iruñea - Al final se ha producido el cambio con los 26 escaños que reclamaba durante la campaña.

-Desde luego se ha cumplido un objetivo al que llevábamos años aspirando desde EH Bildu, que era conseguir una mayoría absoluta a favor del cambio. Sin margen para nuevas frustraciones de quienes siempre lo han frustrado.

Se trata sin embargo de una mayoría no tan contundente.

-Hay que ser conscientes de la tierra que pisamos y de la pluralidad política de Navarra. Creo que así lo está haciendo el nuevo Gobierno, planteando un proyecto para toda Navarra, con las complicaciones que ello tiene. Desde luego el cambio no va a ir contra nadie, que es precisamente lo que no ocurría hasta ahora.

¿No hay un riesgo de volver a caer en la política de bloques?

-No lo creo. Va a haber momentos en los que el PSN se va a incorporar con acuerdos puntuales a las propuestas de la mayoría de 26.

¿Hay margen para mayorías diferentes en aquellos temas en los que no haya acuerdo?

-Aritméticamente y políticamente lo veo complicado. Debemos actuar con lealtad al acuerdo y a lo que significa el cambio a través de esas cuatro fuerzas: Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E. Confío en que tendremos capacidad política y programática para superar cualquier adversidad.

¿La relación personal entre ustedes ha mejorado o ha empeorado?

-Yo creo que ha mejorado. Aparte de diferencias puntuales, todos hemos hecho la reflexión de que el cambio pasa por mantener este acuerdo a toda costa.

¿Qué tal es su relación con la presidenta, Uxue Barkos?

-Buena. Barkos tiene una impronta y una personalidad muy fuerte. Eso, para lo bueno y lo malo, se ha notado en las conversaciones, y supongo que se notará en la acción del Gobierno. Pero no ha sido un inconveniente ni lo va a ser para seguir trabajando de forma conjunta.

¿Les gusta el nuevo Gobierno?

-Al Gobierno hay que darle un margen de actuación, y nosotros vamos a ser leales porque va a llevar adelante un programa que hemos firmado e impulsado. Otra cosa es que hubiéramos preferido otro modelo.

¿Una coalición de cuatro partidos?

-Desde el reconocimiento del liderazgo político de la presidencia, creíamos que aportar personas con referencialidad política hubiera dado más estabilidad y fortaleza al Gobierno porque implica mayor corresponsabilidad política. Al final no ha sido así. Nosotros no estamos en el Gobierno, y hay quien, como Podemos, todavía se cree más fuera que nosotros. Eso no ha dado una imagen positiva.

Barkos argumenta que así gana estabilidad porque evita la división interna.

-Son visiones diferentes. Ya veremos el resultado. Al final las discusiones políticas se producirán en la comisión de seguimiento del acuerdo programático.

¿Le dijo Barkos que no le quería como consejero de su gabinete?

-EH Bildu propuso a una persona para una determinada responsabilidad. La respuesta de la hoy presidenta es que había un exceso de peso político en mi persona, y que no lo creía conveniente. Hubo un trato discriminatorio respecto a Manu Ayerdi.

¿Les incomoda la vicepresidencia de Manu Ayerdi?

-No, pero ha habido un doble rasero.

¿Las bases de EH Bildu han entendido la composición del Ejecutivo?

-Lo que no se ha entendido es que no se hayan incorporado otras referencialidades políticas al Gobierno.

¿Qué le han parecido las criticas a la consejera de Interior, María José Beaumont?

-Han sido muy interesadas, un ataque directo a EH Bildu, a lo que representa, por parte de los poderes más fácticos del viejo régimen navarro y del español. Pero no nos sorprende. Han tratado de utilizar el culo del Gobierno para dar una patada a EH Bildu. En ese sentido sí valoro positivamente las reacciones que desde la presidencia se han hecho para defender el trabajo y la honradez de esta persona, y que no pasa nada porque hubiera sido propuesta por EH Bildu.

¿Está satisfecho con el programa pactado?

-A pesar de las diferencias que hay en algunos temas, sí. Como punto de partida para iniciar un cambio duradero en Navarra es bueno. Lo que tenemos es suficiente para poner en marcha el cambio y eso es lo importante.

¿El éxito del cambio en el Gobierno navarro va de la mano del que ha tenido lugar en los ayuntamientos?

-Son dos exponentes de una aspiración de cambio que se ha materializado en ámbitos distintos. Tienen que ser complementarios.

¿Habrá colaboración?

-Desde luego, el Gobierno tendrá que estar atento a las necesidades de los ayuntamientos y atender las reivindicaciones de tipo económico. Los impuestos no son para el Gobierno de Navarra, sino para el conjunto de las instituciones, y ahí se incluyen también los ayuntamientos. Los que apoyan el cambio y los que no.

Tienen más poder municipal que nunca, pero en muchas plazas con acuerdos multipartitos y sin ser la primera fuerza. No es un escenario fácil de gestionar.

-Es un triunfo compartido, como lo es el cambio en Navarra. Lo tenemos interiorizado y presente todos los días. No vamos a actuar como han actuado contra nosotros. No vamos a caer en ningún tipo de revanchismo.

De momento, los dos símbolos más claros del cambio han sido el euskera y la ikurriña, que se empieza a ver en muchos ayuntamientos. ¿Es algo casual?

-Son dos símbolos de lo que ha sido la persecución política y es normal que surjan como primeras expresiones. El cambio será más amplio, pero también va a incluir el reconocimiento de la pluralidad de Navarra.

¿Pero no hay riesgo de que el rechazo al cambio se traduzca en una oposición al euskera por una parte de la población, que lo identifica con los nuevos gobernantes?

-Sería un grave error si UPN focalizara hacia el euskera el rechazo al cambio. Lo que el idioma necesita es todo lo que no ha tenido hasta ahora: apoyo político, social y económico.

¿Exige Nafarroa un ritmo y un discurso diferente al de la CAV?

-La respuesta es clara: sí. No es un posicionamiento nuevo para nosotros. Entendemos que Navarra es un sujeto político diferenciado que tiene derecho a decir.

¿Se puede compaginar la apuesta abiertamente independentista con un cambio integrador en Nafarroa?

-Nuestra apuesta es la independencia, pero somos conscientes de dónde estamos, de cuál es la conformación política y sociológica de Navarra y qué ritmos debe llevar. Es perfectamente complementario. Luego será la sociedad navarra quien deberá decidir en qué medida quiere participar.

¿Las elecciones generales son un elemento de distorsión para las fuerzas del cambio?

-Desde luego nos pillan demasiado pronto, porque el cambio va a tener poca capacidad de recorrido político. En cualquier caso, sería bueno reflexionar sobre la posibilidad de hacer una candidatura conjunta.