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Olabarria: “Nos están saliendo novias; los partidos ya hacen cábalas sobre con quién pactar”

No se cae de la lista, se baja. Renuncia a la reelección tres décadas después de su debut en la Cámara Baja. Dirá adiós a final de año, pero no pierde de vista lo que acontecerá tras las elecciones generales

Olabarria: “Nos están saliendo novias; los partidos ya hacen cábalas sobre con quién pactar”Foto: Jorge Muñoz

gasteiz - Emilio Olabarria interrumpe dos veces la entrevista por sendas llamadas. La primera, de una secretaria de Estado; la segunda, del ministro de Justicia. El Congreso afronta la recta final de la legislatura con decenas de leyes sobre la mesa y el todavía diputado alavés es la voz jeltzale en varias de ellas. Además, las estrategias de los partidos gravitan sobre la próxima etapa postelectoral, lo que este aforado ha constatado a través de “una cierta relajación” en el rodillo del PP. Se vislumbra una nueva etapa en la que Olabarria no estará.

A los alaveses se les va a hacer rara una campaña de las generales sin Emilio Olabarria. Supongo que a usted también.

-Sí, sin duda. Y a los ciudadanos les resultará llamativo, pero tengo la certeza de que la persona que me sustituirá será alguien con una gran cualificación profesional y con entusiasmo por defender los intereses de este país. No creo que mi ausencia provoque una particular nostalgia a ninguno de nuestros votantes.

¿Renuncia o le invitan a renunciar?

-Renuncio. Leí hace un tiempo en un medio de comunicación que algunos nos caíamos de la lista, y yo respondí con amabilidad que no me caía, sino que me bajaba.

¿Por qué lo hace?

-Por motivos personales.

¿Cansancio?

-No, en absoluto. Yo estoy en un punto en el que estoy disfrutando de la actividad parlamentaria. Llega un momento en el que esta actividad es muy atractiva y, después de tanta experiencia, uno ya empieza a dominar los registros, a ser un parlamentario respetado y a convertirse en un parlamentario referencial en algunos temas. Desde esa perspectiva no ha sido tanto desapego al trabajo institucional, sino problemas que tienen la suficiente entidad como para tener que optar por recuperar una vida con más tiempo para la familia, para la persona.

¿Le está resultando duro?

-Relativamente duro, quizás menos de lo que la gente puede creer a pesar del componente adictivo de esta actividad. Te conviertes en una persona muy comprometida, a veces rayando casi la obsesión. Hubo alguien que me comentó que era suficiente estar una semana sin leer un solo periódico para desengancharse de esta adicción.

¿Está poniendo en práctica una desconexión paulatina?

-Eso quería, pero no me lo puedo permitir porque todavía queda mucho trabajo. La legislatura podría durar hasta diciembre, y en estos momentos se están debatiendo nada menos que 40 leyes en el Congreso, además de los Presupuestos Generales del Estado.

¿Hay vida política después del Congreso o esto es un adiós?

-Hay exparlamentarios que aseguran que la vida política empieza después de la actividad parlamentaria. Yo todavía no he tenido oportunidad de comprobar si la vida empieza después de la actividad parlamentaria, pero es probable que sí. Lo que sé es que no me voy a desvincular de la actividad en el partido ni seguramente de la actividad política tampoco; no sé en qué ámbito institucional ni con qué nivel de compromiso, pero mis nuevas responsabilidades siempre van a estar vinculadas, de una manera u otra, a la actividad política.

¿Qué papel augura al PNV en los próximos comicios?

-Un buen papel, aunque solo fuera por un movimiento inercial respecto de las anteriores elecciones, aquí forales y municipales. Podemos aspirar a mejorar el número de nuestro grupo parlamentario y ser, con claridad, la primera fuerza en la CAV. Tenemos un grupo de cinco y con una mera proyección de los datos de las elecciones de mayo podemos llegar a los siete u ocho diputados.

¿No considera un tanto arriesgado comparar diferentes elecciones?

-En las elecciones a las Cortes Generales hay una polarización que beneficia a dos partidos y perjudica a los demás, aunque nosotros hemos sabido sacar la cabeza. Hemos sabido manifestar que somos el único partido que defiende los intereses de Euskadi. Eso es un activo que podemos manifestar con claridad. Los demás partidos se unen en grupos parlamentarios más amplios donde tienen que intentar defender los intereses generales del grupo, no los intereses específicos. Es la ventaja de votar a un partido nacionalista que está tan vinculado a su tierra.

¿Cree que serán los comicios del fin del bipartidismo?

-Del fin del bipartidismo como se ha venido entendiendo tradicionalmente, sí. Solo existen dos partidos llamados en exclusiva a alternarse en el poder, el PP y el PSOE. Seguramente cualquiera de los dos podrá gobernar, pero deberá hacerlo buscando alianzas con otros partidos. ¿Cuáles serán? Veremos qué ocurre con los partidos emergentes, que en las últimas encuestas están acreditando un cierto declive en sus expectativas electorales. Está acreditada también una ligera recuperación de los votos que los grandes partidos estaban perdiendo en favor de los emergentes, pero no la suficiente como para gobernar en solitario. El puzzle va a ser muy complejo. La gobernabilidad se va a tener que basar en coaliciones con partidos emergentes o en coaliciones con partidos clásicos. Ese va a ser el dilema.

¿A qué aspira el PNV?

-No me gusta la expresión partido bisagra, así que diré que a ser un partido influyente. Cuando nosotros hemos tenido influencia hemos conseguido grandes cosas para este país; hemos conseguido desbloquear competencias que se consideraban innegociables, hemos conseguido inversiones importantes en infraestructuras del país por nuestra capacidad de influencia en Madrid.

¿La sintonía con el PSE tendrá reflejó en Madrid?

-No es malo que haya una estructura de cogobernabilidad en instituciones diferentes para crear puentes, pero tampoco hay que perder la perspectiva de que cuando llegan las elecciones todos los partidos hacen un gran esfuerzo por recuperar su identidad y sus diferencias. En las elecciones nos vamos a encontrar con algunas paradojas: todos vamos a manifestar nuestra identidad y nuestros objetivos políticos, que no van a ser coincidentes con aquellos con los que estamos gobernando. Lo cual ni va a perturbar la estabilidad de estas instituciones ni va a impedir que luego esa complicidad pueda existir en el Congreso. Y con esto no estoy prejuzgando nada, no estoy prejuzgando que nosotros vayamos a apoyar la investidura del candidato socialista.

¿Ve más cerca de la Moncloa a Pedro Sánchez?

-Estoy muy poco dotado para el futurismo, pero analizando secuencialmente las encuestas sí se observa una cierta recuperación del PSOE y un declive de un PP muy desgastado por una legislatura en la que han cometido lo que eufemísticamente llaman reformas estructurales.

¿Qué repercusión tiene en Madrid el ‘pleno’ del PNV en las principales instituciones vascas?

-Los partidos mayoritarios ya están haciendo cábalas sobre con quién deben pactar eventualmente en la próxima legislatura y, a este respecto, nosotros hemos notado cierta relajación en el ejercicio abusivo de la mayoría absoluta por parte del PP y hay más posibilidades de negociación.

¿Les están saliendo novias?

-Nos han salido las primeras novias en forma de enmiendas en algunas leyes importantes. Vamos a ver qué pasa en los Presupuestos del Estado, una norma fundamental para reconducir inversiones en Euskadi que deben realizarse.

Deja Madrid con la actualización del Cupo pendiente.

-Es una espina que me llevo clavada, por lo que tiene de manifiesto abuso de poder y de uso utilitarista del Derecho. Son estas cosas las que me provocan una cierta lamentación, porque no dejan de ser una atrofia democrática.

En la otra cara de la moneda, ¿qué logro recuerda con mayor satisfacción?

-En las postrimerías de la legislatura de Zapatero logramos desbloquear 16 competencias. La más importante fue la relativa a las políticas activas de empleo. No solo podemos gestionar las subvenciones gestionadas y la Formación Profesional, sino también podemos aplicar una política de bonificaciones de cuotas de Seguridad Social. Siempre tuve la esperanza de que esta posibilidad podía ser un principio para lograr una fisura en el principio de caja única, tal y como está configurado. Desafortunadamente, no he podido llega a ese nivel.