"Las encuestas se usan para fijar agenda y reconducir la opinión pública"
La chilena Marta Lagos ha participado en la tercera edición del Encuentro Internacional de Comunicación Política (ACOP) celebrado en Bilbao
¿En las encuestas se buscan objetivos más que la verdad?
-Nosotros intentamos hacer un monitoreo de las sociedades y de cómo estas evolucionan en sus actitudes y comportamientos hacia las instituciones. Desde un punto de vista normativo e institucional lo que queremos es revelar aspectos ocultos que la gente no manifiesta verbalmente, pero que sí es capaz de articular a través de estímulos, de preguntas. Con esto hemos desmantelado varios mitos sobre América Latina y sobre todo hemos creado la percepción de que existe una América Latina. Ningún país de la región se salva de tener enormes problemas, ninguno está mejor que otro, porque todos tienen una cantidad sustantiva de dificultades en ámbitos distintos, con características específicas. Incluso Chile, del que se dice que ha conseguido el éxito económico, pero en el resto no está bien. Lo que deja al descubierto el estudio son realidades ocultas de la región donde nadie se puede creer el rey.
¿Es posible meterse en una campaña política sin sondeos previos?
-Creo que hoy en día el no conocer las demandas de la vida diaria de la gente y participar en política es del todo una insensatez. No hacer encuestas políticas significa creerse dueño de una verdad que no existe. La política a la vieja usanza del político que decía yo no necesito sondeos porque ya sé lo que ocurre se ha acabado; ese político no llega a nada.
¿Y para embarcarse en una estrategia empresarial?
-En una estrategia empresarial no se puede trabajar sin testar a la población. Podría pensarse en un pueblo pequeño donde alguien puede ser alcalde si conoce a toda la gente y logra interactuar personalmente con ella. Todavía puede ocurrir, pero en un producto comercial global ya no sucede.
Todos citamos las encuestas, ¿pero realmente nos las creemos?
-Las encuestas tienen la veracidad promedio de las instituciones; no creo que sean ni más ni menos creíbles. Actualmente vivimos en un mundo más desconfiado que antiguamente, donde se sospecha de la manipulación de cualquiera que no esté en tu lado, que no piense como tú. Si uno cree que el otro es un señor o una señora que sirve a quien no me gusta, no le voy a creer. Las encuestas van parejas a la credibilidad de sus sociedades; tienen una credibilidad muy similar a los medios de comunicación, pero no inferior.
¿Los sondeos cuentan de verdad lo que la población siente, espera y desea, o cuentan lo que realmente quieren los que las encargan?
-Las encuestas bien hechas debieran reflejar la realidad tal cual es. Pero es un desafío porque no cuesta nada preguntarle a la gente si quiere ser feliz: nadie puede contestar no. Por lo tanto sí es posible obtener respuestas muy complacientes. Lo que ocurre es que el dato complaciente es inservible. La empresa encuestadora que quiera sobrevivir en el mercado en el tiempo no puede hacer preguntas complacientes. Son inútiles para el cliente, para el político, para la persona a la que entrega la información. Han de dar información sobre aspectos no conocidos de los comportamientos. No vale responder que toda la gente quiere ser feliz.
¿Cómo es posible que ocurran fenómenos como Podemos donde ni sociólogos ni partidos tradicionales se enteraron?
-Eso sucede porque hay una crisis de representación en las organizaciones. Los partidos tradicionales no han sido capaces de observar el avance de la pluralidad. Hay una evolución y los partidos se han quedado parados. La verdad es que no se enteraron.
Hace 40 años los referentes sociales eran los medios de comunicación; desde hace 25 años, las encuestas. ¿Las redes como Twitter o Facebook son hoy los nuevos radares sociales?
-Las redes sociales están sobrevendidas; tienen su sitio, pero la información profesional por los medios de comunicación tradicionales es una necesidad y no va a ser sustituida por las redes sociales. Estas ocuparán un lugar que yo llamaría de los activistas potenciales, a los que les resulta cómodo protestar y criticar, pero que no están dispuestos a realizar ninguna acción, sino solamente su verbalización; parece que hay una protesta verbal que se manifiesta por las redes sociales y que nosotros antes llamábamos de activistas potenciales. En todos los países del mundo hay siempre alrededor de un 20 o 30% de estos activistas.
Para que una encuesta sea fiable y que atine, ¿qué elementos entran? ¿Elección del encuestado, muestreo, el cómo se presenten al final?
-Es fundamental el muestreo. Tiene que ser representativo del universo que quieres investigar para que personifique la realidad; después debes tener preguntas balanceadas para no sacar una visión sesgada de la realidad; y finalmente, debes saber interpretar correctamente las respuestas.
¿El truco de una encuesta para que acierte esta en realizarla sin prejuicios, en hacer poca cocina?
-Acertar una elección implica conocer muy profundamente al electorado y poder discernir qué pasa con los que no se deciden, con los que no responden a las cuestiones, con el electorado que no acude a votar; es más un arte que una ciencia. Es como salvar al paciente de una operación a corazón abierto y saber lo que hay que hacer en un preciso minuto. Hoy en día predecir elecciones ya no es como antes cuando la situación era estable, cuando no había nuevos movimientos, cuando no había nuevos partidos y no había cantidad de personas que dejan de ir a votar. Tienes primero que averiguar qué pasa con ellos antes de empezar a contar quién vota por quién.
Un escéptico de las encuestas suele utilizar un símil: “Las encuestas son como los trajes de baño: lo que se ve es importante, pero lo fundamental es lo que oculta”. ¿Es lo mismo en las encuestas?
-Observar la realidad es como hacer una foto; tú puedes sacar la imagen en contraste, en blanco o negro, con flash o sin flash. La misma foto se puede diseñar de muchas maneras. Si a eso se refiere, yo sí puedo ocultar cosas al tomar la instantánea. La pregunta es por qué no tomé ese pedazo, por qué lo oculté y qué propósito tiene el haberlo hecho como lo hice. Esos aspectos tienen que quedar revelados cuando uno hace un estudio; qué pedazos de la realidad tomé y por qué cogí ese trozo y no la totalidad. Hoy día muchísimas encuestas se utilizan para fijar agenda, para reconducir la opinión pública y se usan desde esa perspectiva, tomando pedazos de la realidad que te convienen para armar el traje que te gusta. Eso se hace, pero es un propósito secundario, nuevo, o político, que tiene que ver con la conducción del poder y no tanto con ganar campañas electorales.
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