TODO esta preparado para los fastos organizados por la maquinaria estatal con motivo de la proclamación mañana, en el Congreso de los Diputados, de Felipe VI como nuevo monarca. Hoy apura su reinado el rey Juan Carlos, que tendrá esta tarde su último acto como protagonista antes de que su hijo herede la corona. Su misión durante la jornada será cerrar los 39 años de reinado en un acto repleto de pompa y boato, y que reunirá a 170 representantes institucionales en el Palacio Real de Madrid, a partir de las seis de la tarde

En realidad, se trata de una tarea bien sencilla. Deberá sancionar la Ley orgánica de Abdicación, aprobada la semana pasada en el Congreso y ayer en el Senado, cuyo único artículo afirma que el monarca "abdica la Corona de España". Seguidamente, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, refrendará la ley, sin discurso mediante por parte de ninguno de los dos protagonistas.

Las rúbricas tendrán lugar en el Salón de Columnas del Palacio Real, que, a quienes puedan acordarse, remite al acto de adhesión del Estado español a las Comunidades Europeas en 1985 y, algo más atrás, al decorado donde se instaló la capilla ardiente del dictador Francisco Franco. La familia casi al completo del todavía monarca acudirá al evento a excepción de la infanta Cristina, apartada del todo de los actos de la sucesión para no contaminar a su hermano, Felipe, por su imputación en el caso Nóos. A la firma acudirán también todos los presidentes autonómicos menos el lehendakari, Iñigo Urkullu, y Artur Mas, que sí participarán mañana en la sesión de proclamación del nuevo monarca. Se ausentarán asimismo del acto de hoy los portavoces de varios grupos parlamentarios, entre ellos el PNV.

La abdicación y, en consecuencia, la subida al trono de Felipe VI tendrán lugar unas horas más tarde, a las doce en punto de la noche, cuando el Boletín Oficial del Estado (BOE) publique que es el nuevo rey de España y su hija Leonor, princesa de Asturias. Solo restará la ceremonia de proclamación de mañana en el Congreso para zanjar cualquier resquicio republicano que la sucesión haya podido generar.

PP: "Marea patriótica" Y para conjurar los llamamientos a manifestarse a favor de la república, dirigentes del PP apelan a festejar la patria española. Después del bando de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, para que los ciudadanos desempolven la bandera española y la coloquen en los balcones, ayer la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, empleó su tono más beligerante al llamar a que una "marea patriótica" celebre a Felipe VI. "Es hora de que las plazas dejen de ser trincheras para albergar la fiesta de la continuidad y de la esperanza. Es la hora del rey, es la hora del pueblo, es la hora de España", exclamó.