BILBAO. "Catalunya siente afecto real por España, pero ya no confía en el Estado español". Con la soberanía como objetivo para cambiar el estatus actual, Artur Mas aclaró en el primer debate de política general de la legislatura que mantiene la consulta para 2014 porque, a su juicio, el encaje mediante el catalanismo tradicional es ya "imposible". El president de la Generalitat evocó el Estatut y la promesa vacía del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero como el prólogo que ha conducido al escenario presente donde solo cabe el "derecho a decidir, consulta y el Estado propio para Catalunya", porque "después de las elecciones, nadie puede hablar de mayorías silenciosas".

Recordó también las deudas de la disposición adicional tercera, la sentencia "humillante" del Constitucional, la masiva manifestación de 2010, la aprobación en el Parlament del pacto fiscal, la manifestación de la Diada de 2012 y el portazo de Rajoy al pacto fiscal. Episodios que tiene grabados a fuego y que justifican que nadie deba sorprenderse de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía a favor del derecho a decidir. "¿Alguien se puede sorprender del por qué hemos llegado hasta aquí? El famoso encaje de Catalunya en los términos del catalanismo plural y tradicional tal y como lo ha buscado durante siglos, no es posible", zanjó Mas. Así, "Catalunya tiene que ser un sujeto, no un objeto", porque "la sociedad catalana no se conforma. Reacciona", avisó, mientras que "el encaje solo es posible si Catalunya renuncia a ser un sujeto", lamentó.

"La consulta se tiene que celebrar en el año 2014. A finales de año se concretará la fecha, la pregunta y los marcos legales a utilizar", reiteró el líder de CiU, que ve inalterable la necesidad de celebrar el referéndum de autodeterminación y, aunque "queremos celebrar la consulta de manera acordada con el Estado, si no es posible una negociación, estoy dispuesto a utilizar todos los mecanismos legales para realizarla". "Como último recurso, estoy dispuesto a llegar a unas elecciones plebiscitarias antes de 2016 si se pretende silenciar la voz de los catalanes", reiteró el jefe del Ejecutivo catalán. Hasta la fecha, el president había reiterado su voluntad de acabar la legislatura, pero ayer deslizó la posibilidad de convocar ese adelanto, que supondría el segundo de su mandato. Además, trasladó a Rajoy la incógnita que a su entender no se desvela con su última carta: "Pregunta clave que hoy no tiene respuesta: ¿Acepta el Estado español una consulta en Catalunya?". En ese sentido, Mas no ahorró críticas al Gobierno por su constante oposición frontal a las iniciativas catalanas, hasta el punto de que calificó al Estado de "perdonavidas" e "ignorante" respecto a Catalunya, pero subrayó que después de la Vía Catalana "el Estado no tiene más remedio que constatar que tiene un problema, y muy grande" con Catalunya. Incidió Mas en que "estamos ante una nueva etapa", con "una dimensión desconocida", pero en la que "no hay marcha atrás posible".

La tercera vía de Duran

Mientras, Duran i Lleida está trasladando a Rajoy que la solución pasa por una consulta que incluya una pregunta sobre el nuevo estatus. El líder de UDC plantea cuatro metas: un pacto fiscal específico; competencia exclusiva en lengua, cultura y modelo educativo; presencia institucional en organismos internacionales y apoyo a que el Parlament impulse reformas para llevar a cabo el cambio de estatus y una reforma constitucional que incluya el derecho a decidir. No tardó el Govern en desautorizarlo. A juicio de Francesc Homs, "decir, no dice ninguna novedad".