Bilbao. Gaizka Fernández Soldevilla recoge en casi medio millar de páginas dos décadas de la historia de Euskadi, pasando por el nacimiento de EIA, la disolución de ETA (pm), el surgimiento de Euskadiko Ezkerra y su integración en el PSE.

¿Cuál fue el papel de 'Pertur' en la disolución de ETA (pm) y el nacimiento de EIA?

En el año 1976, cuando escribe la ponencia Otsagabia, Pertur no estaba pensando en la disolución de los polimilis. Se le acusa de ser un liquidador, pero él en absoluto pensó en liquidar la organización.

¿Cuál era su posición?

Decía que la organización armada debía ser el garante de las conquistas políticas que lograra el partido, pero jamás propuso la disolución de ETA. Es más, ETA (pm) editó un boletín especial con frases de Pertur defendiendo la lucha armada.

En 1982, ETA (pm) ofreció una rueda de prensa a cara descubierta en la que anunciaba su disolución. ¿Era toda la organización o parte de ella?

Poco antes se había celebrado la VIII Asamblea de ETA (pm) donde hubo dos posturas, los que se posicionaban por seguir con la violencia terrorista igual que hasta entonces, y otro sector que apostaba por la reconversión, no abandonar la violencia, pero quedarse en la retaguardia. La Asamblea la ganaron aquellos que querían continuar con las armas, y es entonces cuando los otros deciden dar el paso de la disolución. Ahí se rompió ETA (pm).

¿ETA (pm) era tan dura como podía ser ETA (m)?

En la Transición, sin irnos a la etapa anterior, ETA (pm) asesinó a 17 personas, secuestró, pegó tiros en la rodilla... Quien inventó el denominado impuesto revolucionario fue ETA (pm), quienes primero asesinaron a políticos fueron ellos. Los asesinatos eran asesinatos, y creo que Euskadiko Ezkerra se calló ante aquellos asesinatos.

¿Bandrés fue clave en el paso dado por ETA (pm) hacia su disolución?

Nunca fue el ideólogo de Euskadiko Ezkerra, pero fue muy importante para los polimilis porque confiaban en él. Fue abogado de ETA y, si él señalaba un camino, los polimilis confiaban en ese camino. Cuando las negociaciones entre ETA (pm) y el Gobierno de la UCD fueron avanzando, fue a Madrid y desbrozó el camino con el Ministerio del Interior.

¿Puede haber un parangón entre los pasos que dio Bandrés y los que ha dado Arnaldo Otegi?

En Euskadiko Ezkerra había líderes carismáticos como Bandrés u Onaindia y, sin embargo, en la izquierda abertzale siempre han huido de personalismos. Otegi es una excepción porque sí ha conseguido tener ese liderazgo carismático. Y además es una excepción porque viene de ETA (pm) y, aun así, ha logrado tener un carisma, sobre todo ante los militantes de la izquierda abertzale. No sé tanto si dentro de ETA tiene el arrastre que tiene entre la ciudadanía.

Hay quien dice que ahora el sector político se ha impuesto al militar dentro de la izquierda abertzale. ¿Eso no es lo que se propugnó hace 30 años con EIA y ETA (pm)?

En cierta medida, sí. La transición que hizo ETA (pm) hacia Euskadiko Ezkerra la están haciendo ahora los milis con Sortu. Leí las ponencias de Sortu y había cosas que me sonaban de la ponencia Otsagabia. Pero claro, han tardado 40 años y 700 muertos más. Podían haberlo hecho antes y nos podíamos haber ahorrado mucho sufrimiento.

Otra persona clave fue el ministro Rosón, de la UCD. ¿Hay alguien que pueda hacer hoy su papel?

Fue el más valiente de la UCD porque se reunió con Mario Onaindia sin el respaldo de nadie. Tomó decisiones personales, convenció al presidente del Gobierno y luego a Calvo Sotelo cuando Suárez dimitió. El Gobierno actual, aparentemente, no está siguiendo la misma línea. Es difícil saber. En los años 80 no sabíamos lo que estaba haciendo Rosón y ahora quizá no sabemos lo que hace el Gobierno español y nos enteraremos después. También hay que tener en cuenta una diferencia sustancial: ahora hay asociaciones de víctimas, y entonces no había nada parecido.

¿Las asociaciones de víctimas tienen demasiado peso? ¿Juegan un papel demasiado predominante?

Yo creo que tienen que tener voz. No voto, pero sí voz. El problema es ver hasta qué punto llega su influencia en el Gobierno por el propio miedo del Gobierno. Si ahora toma decisiones contra algunas asociaciones de víctimas, puede tener un coste electoral muy grave. No creo que las víctimas tengan que tomar las decisiones políticas, pero los políticos sí tienen que escuchar a las víctimas.

Hablemos de EIA, el partido que surgió de ETA (pm). ¿Se acogió con ilusión su nacimiento, una ilusión que se fue apagando?

EIA era un partido ilegal y se presentó antes que el Partido Comunista, que también era ilegal. Ellos creían que eran mucho más fuertes de lo que realmente fueron. El bajón considerable llegó cuando apareció Herri Batasuna. Apareció en el 78 y en el 79 laminó a Euskadiko Ezkerra y sacó el doble de votos. Ahí jugaron un papel importante Egin, apoyando a Herri Batasuna -la propia ETA (m) que también la apoyó-, y los errores propios de Euskadiko Ezkerra.

¿Fue en 1977, con las primeras elecciones democráticas, cuando se produjo el desdoblamiento entre la izquierda abertzale y EE?

La primera ruptura fue en el 74 cuando se produjo la escisión entre ETA (m) y ETA (pm), y la segunda en el 77 con las elecciones. EHAS -luego HASI-, LAIA y ETA (m) están detrás de las primeras candidaturas de Euskadiko Ezkerra. Hubo un acuerdo en KAS que decía que si había amnistía y libertades democráticas participarían en las elecciones del 77. ¿Qué pasó? Que no quedó claro qué era amnistía. Para unos, el extrañamiento de presos era amnistía y, para otros, no. En realidad, unos pensaban participar pasara lo que pasara y otros, por contra, habían decidido no tomar parte en aquellas elecciones. Se rompió KAS y se echó de ella a EIA y a los polimilis.

¿Qué queda de Euskadiko Ezkerra en la actualidad salvo las dos letras que acompañan a las siglas PSE?

Euskadiko Ezkerra tuvo influencia en un cierto giro vasquista del PSE, pero fue parcial. Quedan las siglas, quedan algunos militantes, cada vez menos. La herencia se ha diluido mucho. Con respecto a un sector vasquista dentro del PSE, no creo que haya algo organizado, pero sí hay vasquistas como Odón Elorza o gente, especialmente en Gipuzkoa, que quizá sí viene de Euskadiko Ezkerra.

¿Puede haber cierto paralelismo entre el recorrido que hizo EIA o Euskadiko Ezkerra y el que hizo después Aralar?

Con EIA, que rompió con la violencia, sí. Incluso hubo gente que procedía de EIA y acabó en Aralar. Aralar rompió con la violencia terrorista y buscó su propio espacio. Creo que una de las claves para comprender el nacimiento de Bildu es que Aralar y Nafarroa Bai estaban consolidando un espacio propio y eso dio mucho miedo a la izquierda abertzale.

¿EIA tendría hoy razón de ser?

Podría ser. EIA era nacionalista, autonomista y de izquierdas. A nivel teórico podría tener espacio, no así a nivel electoral, ya que creo que no hay sitio para más partidos.

¿En la situación actual considera que ETA se disolverá?

Puede finalizar como el Grapo, que no se disolvió a tiempo y acabó totalmente marginal. Puede haber una escisión, pero no tendría recorrido. Creo que ETA está buscando la manera de cerrar su ciclo de una forma heroica, que no implique reconocer su derrota. El problema es que no puede haber una salida honrosa si no se atreven a dar el paso que dio en su día ETA (pm).