Son gestos. Apenas coincidencias programáticas más o menos casuales, no buscadas si se quiere. Pero lo cierto es que desde que el pasado 22 de mayo se constituyeran los nuevos Consistorios municipales, tanto el PP como Bildu han demostrado tener una sorprendente capacidad para entenderse que habla de un tiempo en el que estas coincidencias ya no dan calambre a los polos opuestos, e incluso se fomentan en aras de una acción política normalizada que se aleje de la dinámica del enemigo para hallar en el adversario un posible colaborador.
En Vitoria, más allá de los saludos negados en la balconada de San Miguel, más allá de los ecos de un pasado aún demasiado reciente, el día a día del Ayuntamiento alumbra los pasos que dan cuerpo y pulso real a este nuevo tiempo. Populares y soberanistas se han puesto de acuerdo en el medio año que ha consumido esta legislatura ante dos importantes decisiones de ciudad: la paralización de las obras del BAI Center -el palacio de Congresos, Exposiciones y Artes Escénicas que dejó diseñado Patxi Lazcoz- y el traslado a esa parcela de la futura estación de autobuses. "Iba a arruinar la ciudad", alegaba el nuevo alcalde, Javier Maroto. "Hemos pactado lo que era razonable", explicaban desde Bildu. Mientras, los socialistas hablaban de "día nefasto" y advertían a sus socios parlamentarios de que el riesgo de pactar con Bildu es "muy elevado", ya que el PP pronto chocará con esta coalición porque rechaza tanto el TAV como el soterramiento del ferrocarril.
ejemplos capitales Pero más allá del encuentro o el desencuentro programático más o menos casual, lo cierto es que Maroto había abonado el terreno para el acuerdo ya en los tensos momentos que siguieron a la irrupción de Bildu en los ayuntamientos, cuando se negó a participar de la estrategia por la que su partido trató de "retratar" la herencia violenta de la coalición presentando mociones de condena a ETA en todos los ayuntamientos. "Hace mucho tiempo que hemos decidido ser útiles o más útiles en la política vasca", zanjó el primer edil popular, que aún hoy gobierna la única capital de la CAV donde el PP no ha presentado esta moción.
Y de alguna manera, aunque con los papeles cambiados, el entendimiento entre estos polos en principio tan opuestos también se ha reproducido después en San Sebastián, con Bildu al frente del Consistorio y el PP en la oposición. El alcalde, Juan Karlos Izagirre, y el portavoz popular, Ramón Gómez, compartieron incluso un brindis durante la recepción organizada por el Ayuntamiento durante la Aste Nagusia. "Hay sitio para todos, siempre desde el respeto y la tolerancia", dijo Izagirre. Y el pacto llegaría luego en infraestructuras como la estación de tren.
La foto levantó más de una ampolla entre las filas populares, pero la sangre no llegó al río. Y la semilla plantada hace seis meses comienza a florecer incluso en campos de batalla hasta ahora tan yermos como estos, avalando la esperanza de un nuevo tiempo de relaciones normalizadas entre diferentes.