La izquierda abertzale pone fin a tres décadas de organización asamblearia
Sortu se homologa al resto de partidos políticos, con afiliados y órganos internos
BILBAO. La izquierda abertzale ilegalizada ha hecho su transición. El nacimiento de Sortu supone la ruptura con un modelo de hacer política. No solo es una ruptura con ETA al expresar en sus estatutos y en sus discursos su rechazo a todo tipo de violencia, incluida la de la organización armada. También es una quiebra con el modelo organizativo de su estructura política. Treintaidós años después de su nacimiento político en 1979, el mundo de Batasuna abandona su modelo asamblearista y se homologa a los partidos convencionales, con su dirección, sus órganos internos, sus congresos y su afiliación.
El nuevo partido político nace con la espada de Damocles de si los tribunales aprueban su inscripción en el registro del Ministerio del Interior. Su primera secretaria general será Maider Etxebarria Akaiturri, doctora en Geología por la UPV-EHU, natural de Bilbao. Comandará el partido hasta su congreso constituyente. En el acta de constitución de la formación, Etxebarria figura como una de los cuatro fundadores, el pasado 31 de enero en Donostia, junto a Miren Karmele Agirregabiria, José Javier Artola y Rakel Jausoro, quienes constituyen la "comisión permanente" de la nueva formación.
Los estatutos de Sortu, que tiene su primer domicilio social en Bilbao, constan de 24 páginas, que se dividen en un título preliminar, las disposiciones adicionales y cinco capítulos: Bases Ideológicas, Derechos y Deberes de los Afiliados, Órganos internos, Régimen Económico y Patrimonial y Disolución del Partido.
AFILIADOS Y SIMPATIZANTES La principal novedad que arrojan los estatutos, y que supone una ruptura con todas las formaciones anteriores de la izquierda abertzale ilegalizada, es que Sortu contará con las figuras de simpatizantes y afiliados en la base y la de secretario general al mando de toda la formación propiamente dicha. De esta manera, los afiliados, que habrán adquirido "un vínculo de compromiso con el partido", deberán abonar una cuota que establecerá la comisión ejecutiva nacional. El simpatizante, por su parte, se limitará a "colaborar con las organizaciones del partido en las formas que por éstas se establezcan".
El temor a figurar en una base de datos que, en un momento dado, pueda caer en manos de las autoridades judiciales o policiales podría retraer a algunas personas a afiliarse, sobre todo teniendo en cuenta la larga historia de detenciones de militantes a lo largo de las tres décadas de historia de este sector y especialmente a partir de 2003, fecha de aprobación de la Ley de Partidos.
Es en el punto cuarto del artículo 11, referente al régimen disciplinario, donde se recoge que la realización de alguna de las conductas tipificadas en el artículo 9 de la Ley de Partidos -que hace referencia a la utilización, colaboración o enaltecimiento de la violencia- será una "falta muy grave y será sancionada con la expulsión del partido".
Otro de los descubrimientos de la izquierda abertzale oficial son los órganos de representación, gobierno y administración. La omnímoda mesa nacional de tiempos pasados se disecciona ahora en una serie de órganos internos basados en "principios democráticos". Los órganos de gobierno son el congreso (300 miembros, en celebración cuatrienal), la asamblea nacional (25 personas), la comisión ejecutiva nacional, el secretario/a general, la asamblea local, el comité de control de garantías y el comité de cuentas.
Además, por primera vez también habrá un secretario general, que compatibilizará esta función con la de portavoz, con lo que se rompe el carácter igualitario que tenían las mesas nacionales de HB, EH o Batasuna, en las que no había ningún miembro con una categoría superior, aunque hubiera responsables de áreas sectoriales o portavoz.
En lo programático, llueve sobre mojado. Sortu mantiene los mismos planteamientos de siempre de la izquierda abertzale, aunque renuncia a Iparralde (donde Batasuna sigue siendo legal), ya que limita su ámbito territorial a Bizkaia, Gipuzkoa, Araba y Nafarroa. Las bases ideológicas están sustentadas en la independencia, la euskaldunización, el socialismo, el feminismo, la solidaridad internacionalista y la democracia participativa. Ideas cuyo desarrollo ha estado durante tres décadas mermado por el yugo y la rémora de la violencia y que podrían, con la venía de sus señorías, remontar el vuelo.
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