COMO si de unas piezas de dominó se tratara, los integrantes de la generación Txeroki son historia con el arresto de Mikel Kabikoitz Carrera. Los integrantes de ETA partidarios de la estrategia más dura y beligerante, que llegaron a los puestos de responsabilidad de la organización armada de la mano de Garikoitz Aspiazu, se pueden contar con los dedos de la mano. Uno a uno, Aitzol Iriondo, Jurdan Martitegi (ambos responsables del aparato militar durante un corto periodo de tiempo), José Antonio Aranibar, Aitor Elizaran, Beñat Aginagalde, Arkaitz Goikoetxea o el propio Carrera han seguido el camino que marcó su amigo Txeroki, detenido en noviembre de 2008, y al que se considera el gran responsable de la ruptura del último proceso de paz.
El nuevo presunto número uno de ETA, Mikel Carrera (Iruñea, 1972), era el más buscado por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Ata residió hasta los 17 años en la localidad riojana de Alfaro, a donde se había trasladado su familia por motivos laborales. Cuando terminó los estudios secundarios, su familia regresó a la capital navarra, donde comenzó a estudiar Ingeniería. Su tío fue condenado en el proceso de Burgos y su madre fue en la lista del ex dirigente de Batasuna Pernando Barrena en las elecciones al Parlamento navarro de 2007.
Antes de la tregua de 1998 se cree que ya formaba parte de ETA, aunque los servicios policiales españoles consideran que Carrera pasó a la clandestinidad en octubre de 2003 para convertirse en liberado -a sueldo- de la banda. Se sospecha que hasta el momento de su fuga había pertenecido a un comando legal -no fichado- de la organización armada al que se relaciona con algunos atentados, y que podría estar implicado en asesinatos cometidos en Nafarroa y Zaragoza durante ese periodo. Sin embargo, no existen imputaciones judiciales por estos atentados, que permanecen sin esclarecer. Entre ellos se cuentan los asesinatos del presidente del PP en Aragón Manuel Jiménez Abad, del cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro o de dos policías de Zangoza.
"consejo de guerra" Una vez en Francia, Carrera se incorporó rápidamente a las estructuras de dirección del aparato militar de la organización armada. En 2004, junto con Garikoitz Aspiazu y otros cuatro miembros del aparato militar, redactó varios escritos con duras críticas a otros jefes de los comandos de la banda, a los que reprochaban falta de eficacia. La dirección sometió a los seis a un consejo de guerra y sancionaron a Carrera quitándole la responsabilidad que tenía y cambiándole de aparato.
A pesar de ese conflicto y de las medidas disciplinarias que le fueron aplicadas, la progresión de Ata en el seno de ETA fue destacada, ya que tres años después se encontraba formando parte del comité ejecutivo de la organización armada. A finales de 2007 compartía las máximas responsabilidades en el seno de la banda con Txeroki, Francisco Javier López Peña, Thierry, Ainhoa Ozaeta e Igor Suberbiola. La captura de estos tres últimos dejó la organización en manos del grupo encabezado por Aspiazu. Así, Mikel Carrera se convirtió entonces en máximo responsable del aparato logístico, mientras Txeroki seguía al frente del aparato militar y Aitor Elizaran pasaba a controlar el político.
La captura de Garikoitz Aspiazu y de su sucesor, Aitzol Iriondo, provocó una reorganización de la cabeza del aparato militar a principios de 2009. Ibon Gogeaskoetxea, detenido el pasado 28 de febrero, y Mikel Carrera se hicieron cargo de las máximas responsabilidades en esa estructura tomando las riendas.
la pista portuguesa En los últimos meses, el nombre de Ata había aparecido de nuevo en las investigaciones de las Fuerzas de Seguridad españolas. Los investigadores sospechan que Carrera se encargó de enviar los 1.500 kilos de explosivos a la base que la organización armada quería montar en la localidad portuguesa de Obidos.
Tras desmantelar este polvorín, los investigadores constataron que parte del material encontrado salió desde el Estado francés, donde Carrera se encargaría de su transporte. El 9 de enero de este año, se interceptó en Zamora una furgoneta que podría haber sido alquilada en Besancón, al este del país galo, por el presunto jefe militar y que portaba un cargamento de armas y explosivos con destino a Portugal. Carrera habría presentado una tarjeta bancaria en la agencia de alquiler del territorio vecino.
La Ley francesa establece que la tarjeta sólo se obtiene si se acredita una vivienda conocida. Ata arrendó con identidad falsa una habitación en Macon, la Borgoña francesa, aunque jamás la ocupó. Para esta misión de establecerse en territorio luso, Carrera contaba con al menos cuatro activistas: Iratxe Yáñez y Garikoitz García, quienes fueron detenidos tras interceptar su furgoneta en Zamora, y Oier Gómez y Andoni Zengotitabengoa, quienes huyeron de la base de Obidos antes de ser desmantelada, aunque este último fue arrestado el 12 de marzo en el aeropuerto de Lisboa cuando trataba de coger un avión con destino a la capital de Venezuela.
Como sus antecesores, Ata tenía la costumbre de despedir a sus integrantes cuando van a cruzar la frontera y transmitir las últimas consignas, además de entregarles las armas y el dinero. Por ejemplo, fue él quien envió en agosto de 2009 a Ibai Beobide, detenido en febrero de 2010, para coordinar varias células de la organización armada en Bizkaia y Gipuzkoa. Éste declaró que el ahora detenido había sido el dirigente de la banda que le dio las órdenes para cruzar la muga y actuar como dinamizador de comandos.
un jefe cada cuatro meses Desde que hace dos años cayera en Burdeos Javier López Peña, Thierry, presunto número uno de la organización armada, las Fuerzas de Seguridad francesas en colaboración con las españolas han arrestado a los cinco sucesivos jefes militares de los activistas: Garikoitz Aspiazu, Txeroki (en noviembre de 2008); Aitzol Iriondo (en diciembre de 2008); Jurdan Martitegi (en abril de 2009), Ibon Gogeaskoetxea (el pasado mes de marzo) y Mikel Carrera (ayer).
Aunque Carrera únicamente ha durado dos meses y medio en el puesto de número uno, el más breve en permanecer en el cargo durante estos dos años ha sido Iriondo, que apenas ejerció tres semanas como jefe militar. Ahora, tras la caída de Carrera, los expertos en la lucha antiterrorista sitúan en la cúpula de ETA a Eneko Gogeaskoetxea -hermano de Ibon, detenido el pasado mes de marzo y tras cuyo apresamiento ya no quedaron dudas de que al frente de los comandos de la organización armada y de la planificación de sus atentados quedaba el propio Carrera-, el veterano José Luis Eziolaza Galán, Dienteputo, Iratxe Sorzabal, y Mikel Oroz, experto en explosivos y que era uno de los lugartenientes de Ata.