bilbao. Una vez lograda la adhesión del PP y tras resultar elegido lehendakari en la sesión de investidura del Parlamento Vasco, Patxi López se puso manos a la obra para diseñar el primer Gobierno vasco formado íntegramente por el PSE. Un gabinete en el que los cargos independientes acabarían teniendo un gran peso y cuya elaboración le costó a López más de lo que pudo imaginar en un principio. Superado el baile de nombres inicial, y tras un nada desdeñable número de rechazos e invitaciones infructuosas, el Gabinete López obtuvo por fin carta de naturaleza. Sin embargo, la alegría no duraría mucho y, sólo cinco meses después de echar a andar, el Ejecutivo de Gasteiz sufrió su primera crisis importante. Y lo hizo en la forma de cargos que abandonaban de forma abrupta su puesto. Este hecho, puntual en cualquier otro gobierno, acabaría convirtiéndose en uno de los grandes lastres de este Ejecutivo.
La noticia saltó a la luz pública el 23 de octubre del año pasado: hasta tres cargos de responsabilidad del Departamento de Empleo y Asuntos Sociales, comandado por Gemma Zabaleta, abandonaron el barco. Este hecho se torna tanto más grave porque uno de los huidos era el viceconsejero de Empleo, Pablo Angulo. Junto a él hicieron también las maletas Piedad Arbaiza, directora de Inserción Social, y Eva Monente, la responsable de prensa de la Consejería. Entonces se apuntó entre los posibles motivos el férreo control que el PSE trata de ejercer sobre los independientes en el Gobierno vasco.
Sin embargo, a este caso le seguirían otros muchos, siendo especialmente sonado el relevo que se produjo en la viceconsejería de Innovación. El 29 de diciembre, el Gobierno vasco informaba de que Pedro Hernández abandonaba ese puesto del Departamento de Industria. La versión oficial era que el histórico militante socialista pasaba a asumir la responsabilidad de liderar la fusión de los centros tecnológicos de Tecnalia. Los choques de carácter personal y los diferentes puntos de vista sobre la gestión del Gobierno explicaban en realidad su salida.
Pero si ha habido un Departamento especialmente prolijo en lo que a la inestabilidad de sus cargos se refiere, ése es el comandado por Rodolfo Ares, Interior. También fue de los más rápidos, ya que seis meses después de echar a andar se produjo un intercambio de puestos entre el hasta entonces director del Gabinete de la Viceconsejería de Seguridad, Joseba Bilbao, y el director de Recursos Técnicos e Infraestructuras, José María Martínez. La Academia de Arkaute fue la siguiente, con la sustitución de su director, Juan de Dios Uriarte, por la ex directora de Atención de Emergencias del Gobierno vasco, Elena Moreno Zaldíbar.
ex viceconsejero La última muesca de esta trayectoria en Interior se produjo en el área de Recursos Humanos. El 12 de febrero se publicó en el BOPV el nombramiento como director de José María Fernández Echegaray -que fue viceconsejero de Trabajo y Seguridad Social entre 1995 y 1998- en sustitución de José Luis Ramos García. De nada le sirvió a este último el haber logrado una buena sintonía con los sindicatos de la Ertzaintza.
Sólo en sus siete primeros meses de vida, el Gobierno vasco modificó su estructura hasta en ocho ocasiones, cifra que ya ha sido ampliamente superada. Una trayectoria que no parece que vaya a variar a tenor de los acontecimientos.