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"La pelota es un sueño que ha durado 19 años"

Rubén Beloki todavía tiene el récord de ser el pelotari más joven en alzarse con el Manomanista. Fue en 1995, ante Inaxio Errandonea en el Atano III, con apenas 20 años. Después, tres txapelas más en el mano a mano y otras dos en el Parejas. Todo eso en casi 19 años de profesional

"La pelota es un sueño que ha durado 19 años"Foto: pablo viñas

Bilbao. Se sienta Rubén Beloki, halo de honestidad en los ojos y mochila al hombro. Mira los pintxos de la barra, se ríe y explica que "ya se hace complicado decidirse. Creo que este será mi último Manomanista". Mañana, el zaguero de Burlata inicia su andadura en su "último" campeonato ante Idoate en Iruñea, a partir de las 18.15 horas.

De nuevo vuelve al Manomanista.

Aquí estamos. Una vez más, después de meditarlo mucho. En el mano a mano, que es lo más importante que ha habido en mi carrera. De todo lo que he conseguido ha sido lo más grande, tanto en aficionados como en profesional.

¿Lleva la cuenta de cuántos ha jugado en todos estos años?

Debuté en el 92 y ya jugué el Manomanista del 93. Gané el campeonato de Segunda de ese año y ya seguido fui al de Primera. De todos, solamente me he perdido dos por lesión. Uno por el codo, que me lo rompí en el Parejas (2004), y el año pasado, por la rodilla. Habré jugado unas 17.

Efectivamente, 17 en 19 temporadas, ¿ya se acuerda de la vida fuera de la pelota?

Cuesta acordarse, porque el año antes de ser profesional lo viví ya muy intensamente con los Juegos Olímpicos de Barcelona y desde los 16 años ya jugaba con mayores. La vida sin la pelota es difícil de recordar. ¡Buf! Tendría que remontarme a los 7 años.

¿Cuánto ha significado el Manomanista en su vida?

Todo. El mano a mano me ha dado mucho: cuatro txapelas individuales, el reconocimiento de la gente... Además conseguí ser campeón olímpico, antes de ser profesional, en mano individual y para mí es lo más grande. Aunque, estos años el mano a mano no tiene la misma repercusión que el Parejas, que engancha más con la gente, o el Cuatro y Medio. Por alguna razón, el Manomanista en los primeros partidos no acaba de conectar, pero uno contra uno en una cancha de 36 metros...

¿Lo más puro?

Sí, es lo más puro y aquí no hay ni trampa ni cartón. El Parejas es parecido, pero influye el compañero. El mano a mano son más cosas: es una pasada de exigente, de duro y de bonito.

Además, vuelve el sistema de escalera tradicional.

El morbo del mano a mano es el KO. Es lo que le da la vidilla. Y tiene que seguir así. Es el morbo de que te pueden dejar fuera a primeras de cambio y que todos son partidos a vida o muerte. Los nervios, la presión... eso es el mano a mano.

¿Recuerda su primera txapela?

Aquello fue un poco anecdótico. Yo nunca pensaba que pudiera conseguirlo y lo logré.

¿Y este Manomanista será el último?

Yo creo que sí, que va a ser el último, me ha costado mucho decidirme y cuando me cuesta decidirme es por algo. Yo creo que he sido un privilegiado, he jugado tantos mano a mano que nunca lo hubiera pensado. Este año ya tengo 36 y el año que viene tendré 37. Ya va a ser el último.

¡Qué va a hacer la pelota a mano sin usted!

Siempre hay caras nuevas, esto va muy rápido y aquí ninguno somos imprescindibles. Viene gente extraordinaria, gente que dará mucho espectáculo. Por supuesto que todos queremos que salgan algunas figuras como Irujo o Olaizola pero eso es muy difícil. Hay que dar tiempo al tiempo, porque la gente como Albisu, Merino o Urrutikoetxea son el futuro del Manomanista.

¿Cuándo decidirá su retirada?

Yo el día que no juegue el Manomanista y el Parejas no voy a estar en profesionales. He tenido la suerte de estar muchos años, jugar muchos partidos de campeonato y no me veo sin participar. No me veo jugando complementos y ya lo tengo decidido: el día que no juegue lo dejaré.

La droga de la competición.

Engancha. Mi carrera ha sido vivir para la competición. Hay pelotaris que disfrutan más jugando partidos. Yo necesito competir, lo he hecho desde los 16 años y lo tengo claro, el día que no entre en los torneos, habrá que decir adiós.

¿Cómo ve su carrera a estas alturas, tras más 18 años como profesional?

Veo muchas cosas, veo que se me ha pasado y que no me he enterado. Este agosto haré 19 años como profesional y no me he enterado. Y es que cuando disfrutas de algo, pasa el tiempo volando y mi ilusión siempre ha sido ser pelotari profesional. He pasado momentos durísimos: cuando no he respondido y pensaba que tenía que hacerlo, cuando me he quedado fuera de finales, de semifinales. Eso es todo muy importante. No solo las txapelas, sino todo lo de alrededor.

Un largo sueño.

Es un gran sueño que ha durado 19 años. Cuando estaba jugando en Burlata con los amigos yo nunca pensaba en llegar a esto. Una cosa te lleva a la otra y, vivir de la pelota mientras el resto tiene que trabajar o buscarse la vida, es un sueño. Tú lo das todo, pero a ti te ha dado mucho.

Además curtió su personalidad en los frontones.

Me he hecho persona jugando a pelota. Desde pequeño te ayuda a forjar una personalidad que se curte por las embestidas del deporte. He ido creciendo, he hecho una familia a la vez que ha sido pelotari profesional, mi hermano también lo ha sido, ahora tengo tres críos y ha sido todo. Ha sido un buen paso de los años, con sus momentos buenos, malos, luces, sombras, pero en general echo la vista atrás y estoy muy orgulloso.

¿Cuál es su mejor recuerdo?

El mejor recuerdo, la medalla olímpica, que lo equiparo a las txapelas más importantes, y la primera del mano a mano. Eso es tocar el cielo. Las otras son importantes pero, verte en la Villa Olímpica, sentirte un deportista con toda aquella gente...

Son todavía legendarios sus duelos con Patxi Eugi.

He tenido la suerte de coincidir con un gran pelotari como Eugi y me fajé con él unos años. Coincidí con otros mayores como Arretxe, Errandonea y compañía; también estuve al principio con los Irujo, Barriola... ¡He tocado tres generaciones!

¿Y le queda alguna espina?

Siempre te queda alguna espinilla. Siempre piensas que podías haber ganado alguna txapela más, pienso en mi fuero interno que una más del mano a mano y alguna más del Parejas sí que podía haber logrado. Pero las nuevas generaciones han venido arrasando. Siempre he tenido la última final, que perdí con Asier en 2007 tras ir ganando, atravesada.

Se estrenó con 18 años, ¿qué opinión le merece la política de las empresas de hacer debutar a gente tan joven?

Hay que ver al pelotari. Yo no soy partidario de hacer debutar a la gente joven porque sí. Un pelotari con 17 o 18 años, que en aficionados arrasa, puede estar para debutar. Entonces, hay que hacerle salir, pero hacerlo con alguien que no está preparado ni física ni psicológicamente, es echarlo a los leones y en dos, tres, cuatro años, la evolución que tiene es poca, porque la presión es muy grande. Yo creo que el chaval tiene que debutar con unas garantías de que lo va a hacer bien. Ahí está Merino, que en aficionados lo había ganado todo, y ha debutado porque sí, pero son casos muy puntuales. Hay que tener paciencia y hacer debutar pelotaris con cierta base.