Jannik Sinner tuvo su oportunidad y la aprovechó. El italiano jugó un partido imperial y logró lo que nadie había conseguido en el Abierto de Australia desde 2018: ganar a Novak Djokovic. Todo lo venía apuntando el joven tenista surtirolés desde el año pasado, con dos victorias en los últimos tres duelos ante ambos, lo ratificó en el escenario más complicado, en ese Melbourne Park en el que el serbio buscaba su undécimo título y su 25º Grand Slam. No será posible y Sinner afrontará su primera final grande ante Daniil Medvedev, que remontó dos sets en contra ante Alexander Zverev y disputará su tercera final en Australia en cuatro años.

Quizás esté torneo abre ese nuevo ciclo que se anunciaba porque es la primera final en pista austral desde 2005 sin la presencia de Djokovic, Nadal o Federer y solo la segunda en cualquier Grand Slam desde 2014 en la que no habrá alguno del Big Three. Jannik Sinner tuvo la culpa con un tenis agresivo y brillante, que desbordó a Djokovic desde el inicio y no le concedió ni una bola de rotura de saque. Cuando el número 1 del mundo rascó el tercer set en el desempate, el italiano no se asustó, como les ha ocurrido a muchos otros ante la figura legendaria del serbio, y finiquitó el duelo con una autoridad que dejó sin respuesta a la peor versión de Djokovic en todos estos años en el torneo. “Significa mucho para mí haber ganado este partido, pero el torneo no ha terminado”, comentó Sinner, que ha madurado en su juego hasta lograr tirar esa barrera de los cinco sets. “Esta derrota no es el principio del fin”, advirtió Djokovic.

La gloria aguarda de nuevo a Daniil Medvedev, campeón del US Open en 2021 y que espera que a la tercera sea la vencida en Australia. El ruso demostró un día más esa capacidad de resistencia que le ha llevado hasta la final tras remontar dos sets en contra ya en la segunda ronda y ganar también en cinco sets en cuartos de final. Ayer volvió a estar contra las cuerdas y logró escapar con algún golpe de suerte y una actitud más agresiva. Fue clave cuando en el 5-4 del tie break del cuarto set devolvió un saque a casi 200 km/h del alemán con un golpe cortado que fue una dejada milagrosa y afortunado. Zverev dejó escapar su momento y ya no pudo recuperarse en el quinto set.