PSOE y PNV son los partidos decanos de la acción parlamentaria en el Congreso de los Diputados. Partidos centenarios, el PNV está representado desde 1917. Y eso en política es un grado. Sabe de sobra que un ojo debe mirar al plato y otro al gato. A la ideología y al vivir y sobrevivir. Por eso el partido ha cumplido 124 años y es el eje del país. El buen bacalao tiene como fórmula secreta el buen manejo de la muñeca. Con el todo y la nada unos fueron por el atajo de la lucha armada y así les fue y nos fue. Ahora pretenden darnos clase sobre todo lo habido y por haber cuando nadie sabe en serio cuál es en verdad su ideología mientras EA lucha en sus arenas movedizas para no ser tragados por una nomenklatura de hierro en la que se les asigna el papel de floreros silentes. La izquierda abertzale sigue sin hacer su perestroika y, como el calamar, suelta tinta porque les aterra el compromiso. Allá ellos. Nosotros, a lo nuestro.

Ante la posibilidad de un pacto PSOE-Ciudadanos o de una victoria de España Suma en el Senado con la amenaza del 155, como quieren Casado y Rivera junto con Vox, el PNV ha hecho la política de siempre. El mal menor y la defensa de lo logrado. Y no dar gratis la imagen en Sabin Etxea de un Sánchez con las manos vacías sonriendo con Ortuzar. Como no se hizo aquella foto entre Arzalluz y Aznar en 1996, que es lo que buscaban. Sabemos lo que es un trofeo simbólico en política y huimos de los fuegos artificiales tan queridos por los partidos “vertebradores de España”.

Viene todo esto a cuento del interés de Podemos en estar en el gobierno sin asegurarle a Sánchez ninguna mayoría. Tocar poder, para estos genios de la nueva política, no debe ser hacer leyes sino manejar presupuestos. Y cabe recordar lo ocurrido cuando Felipe González nos llamó a formar parte de su gobierno, tras las elecciones legislativas del 6 de junio de 1993. Iniciaba su última legislatura tras ya once años de gobierno. La fatiga de material se hizo presente y obtuvieron 159 votos, que con los 17 de CiU y los 5 del PNV, completaban los 181 que le daban una holgada mayoría. En el no a su investidura estuvieron el PP, con un Aznar como una croqueta nuclear, el “Váyase Sr. González” a tope y 141 diputados, los de IU (17), ERC (1), UA (1), UV (1) y Coalición Canaria (4) Y vino el rigodón del apareo con evidentes guiños a CiU y al PNV, en nuestro caso incluso con la oferta de entrar en el Gobierno central aludiendo al precedente de Manuel de Irujo, que había estado en los gobiernos socialistas de Largo Caballero y Negrín durante la Guerra Civil.

No era una decisión fácil y mantuvimos reuniones de todo tipo. La misma noche de la investidura de González, el 9 de julio, tuvo lugar una cena en La Moncloa de Felipe González y Solchaga, que era el portavoz, con Xabier Arzalluz, presidente del EBB, y el lehendakari Ardanza. Como resumen, contaré que Arzalluz, tras decirle que el PNV no desechaba entrar en el gobierno, le pidió a González que contestara a dos preguntas: “¿Qué política industrial podía hacer el ministro jelkide? ¿Con qué dinero podía contar?”. González, en dos platos, les contestó: “La política industrial sería la del gobierno y el presupuesto, el que negociaras con este (Solchaga)”. “Pues muy bien -le contestó Arzalluz-, con semejante concreción, quedaros con vuestra propuesta”. Y siguieron cordialmente la cena.

Aquel fax a Felipe González Eso tuvo su continuación en una Asamblea Nacional de EAJ-PNV en la que se explicaron todos los pasos dados y tras la que se envió a Felipe González un documento en el que le explicaba las razones de su negativa a entrar en un Ejecutivo de coalición. Es una nota que conviene conocer en su integridad y que he rescatado porque sienta una manera de actuar. Este es el texto literal enviado por la Asamblea Nacional del PNV “al presidente del Gobierno del Estado”:

“La Asamblea Nacional del PNV, competente estatutariamente para decidir coaliciones o alianzas poselectorales, recibió con agrado su invitación para que nuestro partido designara a un miembro de su nuevo Gobierno.

Su invitación colocaba a nuestro Partido ante una situación compleja y nueva, con una sola excepción histórica acontecida en momentos trágicos. Informada la Asamblea de las diversas reuniones habidas entre usted y sus hombres de confianza con nuestros máximos representantes, sentimos comunicarles que, apreciando su invitación, nos parece que se produce en un marco de cierta premura y de una indudable inconcreción en cuanto a la tarea a realizar y los medios para su buen fin.

Este Partido, que le ha otorgado su confianza sin ninguna contrapartida, no cree que la fe ciega, sin un marco claro de actuación y de solución de problemas largo tiempo no resueltos, sea la base más firme para una colaboración abocada al éxito. Máxime cuando la desproporción con el peso parlamentario de uno y otro partido es tan grande que más que una coalición parece una mera adhesión.

Entendemos su reticencia a una solución previa de contenciosos entre ambos partidos dada la susceptibilidad de personas de otras Comunidades Autónomas y de sectores de prensa que pretenden vender cualquier progreso en el cumplimiento de la Ley Estatutaria como una venta de España.

Nada más lejos de nuestro ánimo el considerar nuestra respuesta a su oferta como un portazo o un desplante. Creemos simplemente que la situación no está aún madura para una fórmula de este tipo.

Su invitación nos ha servido para aclarar y dilucidar nuestra postura como Partido Nacionalista respecto a una eventual participación en el Gobierno del Estado, siendo nuestra conclusión la de que ni ideológica ni jurídicamente existe impedimento alguno para ello, salvando íntegramente nuestra concepción sobre la soberanía de nuestro pueblo.

Lo sucedido no ha sido un fracaso. Nada ha sido cerrado sino que, por el contrario, ha abierto campos de colaboración de futuro que no habíamos contemplado en el pasado.

Agradecemos en todo caso su gesto y le reafirmamos nuestro apoyo en esta difícil coyuntura económica que exige la colaboración de todos”.

Jaungoikoa!!! Como se ve, primaron las buenas formas y ese sexto sentido que nos decía que aquella era una aventura loca. Un ojo en el plato y otro en el gato. Oteiza decía que la aventura podía ser loca pero el aventurero tenía que ser cuerdo; y lo fuimos. Fue aquella legislatura la del GAL, la de los escándalos de financiación del PSOE, el escandalazo de Mariano Rubio y la directora del BOE, todo ellos estallando cada día y con un González pasota, un PSOE desorientado y con marejada interna y un PP tocando las trompetas frente a las murallas de Jericó. Jaungoikoa vino a vernos con aquella sabia decisión que no cerraba otras puertas el futuro con mayor concreción y con una salvaguarda de lo que significa formar parte de la acción de gobierno y hacernos solidarios con ella.

Asimismo he de decir que es verdad que siempre tuvimos la secreta sospecha de que aquella oferta no la concretó Felipe González por presión de Roca y Pujol. A CiU no le interesaba que aquellos vasquitos aparentemente asilvestrados hicieran política, resolvieran problemas y demostraran que no dejaban el menor resquicio de oportunidad para barrer para casa siendo ellos los que de verdad aseguraban la mayoría; preferían vender la moto de ser los únicos que sabían hacer política. Sea como fuere, dijimos a González que no y tan amigos. O tan adversarios.

Han pasado 26 años. Visto lo visto, la izquierda no ha aprendido nada y la derecha no ha olvidado nada. Ni nueva política, ni vieja política. España en estado puro. Hay que seguir con un ojo al plato y otro al gato. Es lo único serio.