EL jueves 28 de junio de 2018 se aprobó en el Parlamento Vasco la primera ley de formación profesional de Euskadi. Una ley que va a permitir a la formación profesional avanzar más rápido, subir más alto y ser más fuerte.
Más rápido, aparcando la actual estructura normativa sobre la que se ha soportado durante años el entramado de la formación profesional. El abanico de órdenes, decretos y demás publicaciones han permitido desplegar importantes iniciativas a lo largo de los años.
Una estructura que ha sido estirada, moldeada y adaptada una y otra vez a las nuevas variables que han ido surgiendo en la sociedad y además, con un brillante resultado pero que agotada quizás, necesitaba ser definitivamente estacionada y sustituida por un nuevo concepto arquitectónico.
A partir de ahora, en lugar de dedicar una buena dosis de esfuerzo en tratar de ver cómo esquivar o sortear ciertos obstáculos legales que aparecían sobre todo en los caminos poco explorados, se deberá pensar, y a ser posible, de forma creativa, en planificar, diseñar, desarrollar y ajustar planteamientos y acciones novedosas, y diferentes pero imprescindibles. Esto nos permitirá actuar más rápido y adecuar el paso de la FP al ritmo de los cambios, al ritmo de la vida.
Más alto. Va a costar asumir que tenemos un nuevo suelo legislativo, sin duda, más elástico, construido en un material muy distinto al empleado hasta la fecha y que nos puede catapultar mucho más alto. Técnicos/as de la administración púbica, personas expertas en temas jurídicos y económicos también de los diferentes departamentos, inspectores/as educativos, profesorado de los centros, directores/as, asociaciones de centros, asociaciones empresariales, sindicatos, etc. deberán, deberemos interiorizar esta nueva realidad con la mayor celeridad posible, de forma que lo que antes no era posible, no se podía hacer, a partir de ahora no solo se puede sino que se debe, se sugiere, se propone, se promueve, pero sobre todo, se seduce, convence y entusiasma.
Es necesario que todos y todas nos pongamos manos a la obra cuanto antes, superemos referencias pasadas y asumamos el nuevo esquema que nos abre esta ley de formación profesional.
Más fuerte. Y por supuesto, el alcance de esta ley de FP no llega únicamente al Departamento de Educación; sería un error visualizarlo así. Esta ley va a suponer encarar mucho más fuerte y con mucha más intensidad la transversalidad, la cadena de iniciativas que se extenderán desde Lehendakaritza hasta las personas, las pymes y la sociedad a través de las diferentes Consejerías.
En este sentido, por ejemplo, como es conocido, para desplegar la Estrategia Basque Industry 4.0, Euskadi se ha dotado de un espacio de colaboración público-privado, con presencia de diferentes agentes que están diseñando, desarrollando e implantando conjuntamente, actuaciones que contribuyen a la transformación del tejido industrial vasco 4.0. Pues bien, esta ley también permitirá que en los centros de FP se innove, se investigue, se chequee, se prototipe y se interactúe con las pymes, colaborando, de esta forma, en que la ola de la Estrategia Basque Industry 4.0 alcance más fuerte al tejido industrial que conforman las pymes.
El carácter transversal, aglutinador y catalizador de la formación profesional será más fuerte hacia Departamentos como Desarrollo Económico, Empleo y Salud.
Esta ley es una ley de gobierno, de país, de sociedad, porque va convertir a los centros de FP en la cadena de transmisión de buena parte del despliegue de las estrategias de empleo, de desarrollo económico, de salud, de educación?
En definitiva, es una ley que configura la realidad de la FP desde un prisma de colaboración, en la que emerge la figura del centro de FP especializado en el marco combinado de formación, innovación y emprendizaje, superando y desterrando otro tipo de consideraciones como la naturaleza de las titularidades de los centros y convirtiendo a Euskadi en una región europea singular en el modo de concebir la cooperación como única fórmula para un avance rápido de la formación profesional y del desarrollo social y económico.
Una ley de FP que contempla la internacionalización, la euskaldunización progresiva, el formato dual, la especialización, la innovación aplicada, el emprendizaje, la arquitectura y los modelos de gestión de los centros, las metodologías de aprendizaje, los servicios a las empresas? y otros aspectos que brotarán en el camino y que serán rápidamente agregados al sistema.
Los jóvenes, las empresas, la sociedad necesitaban de una ley de FP a la altura de un presente tan complejo y exigente y a la altura de un futuro aún más indefinido y retador, una ley dinámica, que no frene, que no constriña, que permita avanzar al ritmo de la vida, que se alimente de las nuevas demandas que irán surgiendo para estar permanentemente actualizada y al servicio del país.
Más rápido, más alto, más fuerte.