Dyango desencadenado
EL cantante de boleros, habitualmente en castellano y muy seguido por españoles, será uno de los 60 músicos o grupos participante en el concierto por la libertad, del día 29 en un Camp Nou con las entradas agotadas. Esta presencia ha provocado una reacción airada, una más, en este caso del canal ultra por YouToube 13TV, donde a las indignadas preguntas y comentarios respondió con toda calma: "No se puede evitar (que lo sea). Si les cuesta entenderlo, uno se debe aguantar o intentar explicárselo".
Dyango no es el único que últimamente se ha desencadenado, proliferan acciones y gestos de catalanidad sin tapujos, y los exabruptos más o menos sutiles de la meseta demuestran que allá ya se lo están tomando muy en serio. El País, por ejemplo, traía el otro día en tono de denuncia y regusto a escándalo la información sobre las jornadas España contra Catalunya, que la Generalitat prepara para mediados de diciembre: un ciclo de conferencias de profesores y catedráticos de historia y economía de las universidades del Principat, sobre la represión y el expolio del imperio. Sirva como título más significativo y resumen La falsificación de la historia, que pronunciará el profesor Francesc Roca. Esa falsificación que quiere imponer la ley del ministro Wert, a quien negaron el saludo los universitarios distinguidos al final del curso en Girona.
El Barça también se ha sumado a la conmemoración del 14 de septiembre de 1714, en su tercer centenario, y llevará como segunda camiseta, por primera vez en su historia, las cuatro barras de la senyera. Para presentarla se fueron al palacio de la Generalitat y se la entregaron, junto a la primera oficial, a Artur Mas.
Parecería que la sociedad catalana, gobierno incluido, ha decidido sumar a las reacciones defensivas (la penúltima, el recurso al Constitucional contra la declaración soberanista del Parlament), escaramuzas de ataque. Como el viaje del president a París para hacer apología del derecho a decidir y, como quien no quiere la cosa, contactar con la compañía pública de los ferrocarriles franceses (SNCF) como posible sustituta de Renfe en la gestión de la tan maltrecha y maltratada, traspasada, red de cercanías de Barcelona. La empresa española reaccionó diciendo, aunque en otras palabras, que "estos franceses no tienen pajolera idea" del ancho de vías, el sistema de electrificación y otras características de los trenes en cuestión. Como si fueran obstáculos insalvables.
Al "país grande" de Rajoy no paran de salirle granos, ya no catalanes, sino en la UE. Además de la disciplina económica impuesta por Bruselas, el europarlamento le ha dado un sonoro bofetón con el premio social a la plataforma antihipotecas (PAH), que preside la catalana Ada Colau; la de los escraches a directivos bancarios y dirigentes del PP. Puestos a hacer el ridículo, el Ejecutivo español ha pedido formalmente que les retiren el premio y el ahora europarlamentario Carlos Iturgaiz tuvo una reacción significativa: "Mañana nos pueden traer a Arnaldo Otegi".
Pero Artur Mas está pagando su liderazgo, no solo por el independentismo y por la labor de zapa en la que no cesa su socio Duran i Lleida (quién le ha visto y quién le ve). Sobre todo paga las consecuencias de los recortes. Lo viene a demostrar, con la reservas de fiabilidad de los sondeos, la encuesta que todos mencionaban desde la oposición y que finalmente ha publicado El Periódico, según la cual Esquerra Republicana sería la ganadora de unos comicios autonómicos por primera vez desde los años 30 del siglo pasado.
El sondeo, elaborado por el Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (GESOP), atribuye 39-40 escaños a los republicanos por 34-35 a CiU. Con las bajas también, siguiendo la tendencia general del entorno, de los socialistas (de 20 a 16-17, cediendo los escaños casi exactamente a Iniciativa-verds) y del PP, que perdería tres, trasvasados casi exactamente a Ciutadans. Todo eso, con la radical CUP manteniendo sus tres diputados. En las valoraciones personales, el más apreciado por los entrevistados es el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, mientras el actual president pasa a suspender, por primera vez, con un 4,8 de puntuación media.
Dicen que, ya puestos a la independencia, los electores siguen el lema de que vale más el modelo que la copia. En todo caso, si la prospección acierta, la mayoría absoluta que ahora suman los dos partidos unidos ya por la soberanía, crecería, de los 71 actuales (50 de CiU y 21 de ERC), a 75. Con un presidente de los republicanos, la campaña contra la figura de Artur Mas alcanzaría una victoria de rebote, con su inevitable dimisión, pero pírrica para el españolismo. CiU, o posiblemente Convergència en solitario, empezará otra "travesía del desierto". Y los republicanos empezarían a tener que demostrar su capacidad práctica de gobierno, lejos de la comodidad de la oposición y con la carga del desgaste que comporta. Pero esa es (o dicen que puede ser) otra historia.