¿Préstamo, rescate, claridad...?
EL nombre varía según lo utilicen unos u otros. Durante semanas hemos estado sin saber el cuánto, el plazo y el tipo de interés que vamos a tener que pagar. Las primeras impresiones nos hablaban de que nos había tocado un premio. No opinó así la Bolsa, que bajó, ni tampoco la prima de riesgo, que se colocó en el 6,60%. Además ha habido auditorías.
El encargo lo recibieron dos empresas extranjeras que emitieron un rápido informe basado en los balances elaborados por el Banco de España, es decir, en términos coloquiales, yo me lo guiso yo me lo como, lo cual nos lleva a plantearnos al menos un interrogante que costó dos millones de euros. Y ahora tenemos contratadas otras cuatro empresas auditoras, todas extranjeras. Pero estas, a diferencia de las primeras que trabajaron sobre los balances que les entregó el Banco de España, han analizado a fondo los balances de la banca comercial y sus activos tóxicos. Se han ajustado a los principios de auditoria más ortodoxos.
Las auditorías, según nos comentaron, eran para que se determinase la cantidad de dinero necesaria para regularizar las pérdidas del ajuste financiero, es decir, de la banca privada española. ¿Es esta una labor específica de los auditores? Hay opiniones diversas que se basan en que en la auditoría es una opinión sobre los balances de las empresas. De cualquier forma, la banda es ancha, las necesidades del Estado español oscilan, según opiniones, entre los 16.000 millones de euros y los 62.000 millones. ¿Con qué cifra nos quedamos? ¿Alguien nos aclarará algo? ¿Cómo se van a garantizar esos préstamos? ¿Los va a garantizar el Estado español, es decir, los ciudadanos? Muchos interrogantes que se reflejan en una imagen no demasiado favorable hacia el Estado español dentro del ámbito internacional.
Tres son las exigencias que se imponen al Estado español para la concesión del préstamo de cien mil millones de euros por Europa. La subida del IVA, la jubilación a los 67 años de manera inmediata y la supresión de las ayudas (desgravación) por la compra de la vivienda habitual. En cuanto al trámite del préstamo, queda pendiente un factor muy importante. Ese dinero no nos lo dan. Evidentemente, nos lo prestan y hay que devolverlo ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿A qué tipo de interés? Y, ¿quién lo paga? ¿Lo vamos a pagar todos? Sí. Incluso esa familia a la que el banco le ha quitado la casa porque no ha pagado tres recibos del préstamo por 600 euros. Ese además va a pagar el rescate del banco que lo dejó en la calle. Alemania exige que el préstamo sea involucrado en la deuda soberana, con lo cual aumenta el déficit público del Estado español.
Piden que el IVA sea equiparable al europeo. Se va a unificar por arriba al 18% para artículos que ahora pagan el 8%. Hemos tenido un desmentido oficial del Gobierno pero, a plazo más bien corto que largo, parece que la subida será firme. También se pretende que el préstamo oficial tenga prelación para su cobro, lo cual desanima otras inversiones financieras por esa baja en la garantía.
Se ha vuelto a lanzar el rumor de los fondos de pensiones. Se va a animar al gran público, a los trabajadores especialmente, para que suscriban planes particulares de pensiones "para completar la pensión de jubilación por la falta de garantía de lo público". Esto es una patraña. Recientes estudios financieros nos indican que en los últimos años la solvencia de los fondos de inversión y jubilación en particular han sufrido una merma mayor que los garantizados por el Estado a través del sistema de la Seguridad Social. Recordemos a los millones de norteamericanos que han perdido esa jubilación que esperaban porque han quebrado los bancos y compañías de seguros a las cuales cotizaron durante toda su vida en la esperanza de una vejez tranquila. Parece que todo vale cuando se trata de atacar al sector público, al Estado de Bienestar.