El compromiso del Trabajo Social en tiempos difíciles
eSTA última semana se ha celebrado el día mundial del Trabajo Social y como docentes universitarios que asumimos la tarea y la responsabilidad de formar a los futuros trabajadores sociales, planteamos en las siguientes líneas algunas reflexiones sobre los retos a los que se enfrenta la profesión del trabajador Social en estos momentos de crisis.
Tomamos como punto de partida la definición que realiza la propia Federación Internacional de Trabajo Social (FITS) planteando que el Trabajo Social es una profesión que promueve el cambio social, la resolución de problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y la liberación del pueblo para incrementar el bienestar. Así pues, los principios de los Derechos Humanos y la Justicia Social serán fundamentales para el ejercicio de nuestra profesión.
El Trabajo Social tiene que responder a los cambios económicos y sociales que afectan a los ciudadanos, es labor del trabajador social, junto a otros profesionales, promover el bienestar social de los individuos, grupos y comunidades y facilitar una mayor cohesión social. Se trata de una disciplina y una profesión con un claro compromiso social que interactúa en el ámbito relacional de las personas con su entorno, pudiendo intervenir tanto a nivel preventivo y asistencial como rehabilitador.
Los cambios estructurales derivados de la crisis económica están suponiendo un aumento de la demanda de atención profesional por parte de la ciudadanía. Esta situación ha hecho emerger a un nuevo grupo demandante de servicios sociales desconocido hasta ahora, los "nuevos excluidos", grupo conformado por desempleados de larga duración que soportan cargas familiares, que no disponen de liquidez y que requieren de una respuesta urgente.
Hoy en día, los trabajadores sociales han de fomentar el rol de mediador para buscar alternativas a los nuevos problemas o necesidades que se están produciendo. Están obligados a optimizar tanto los recursos que se ofrecen desde cualquiera de las instituciones, y que se están viendo reducidos por los recortes económicos, así como a potenciar los recursos personales y los relacionales propios de la persona. Para ello, tendrán que utilizar diferentes estrategias como la de reforzar las redes informales de apoyo del propio individuo; impulsar el trabajo en red con los distintos profesionales que trabajan dentro del sistema de protección social, además de seguir fomentando la participación ciudadana.
Con respecto a este último aspecto hay que señalar que en los últimos años se ha vivido una época de bonanza económica y de desarrollo del Sistema Público de Servicios Sociales, que posibilitó la ampliación de las prestaciones y recursos sociales, pero en detrimento de la perspectiva comunitaria, propiciando, por parte de la ciudadanía, a una actuación más individualista y menos solidaria. En un contexto de crisis económica como el que estamos viviendo de merma de prestaciones y derechos, de recortes sociales y presupuestarios, la cohesión social se hace más necesaria y como ciudadanos nos deberíamos unir entendiendo que sin participación social no puede haber un cambio.
Por lo tanto, como trabajadoress sociales debemos fomentar la participación de los ciudadanos desde un enfoque comunitario que promueva acciones que incidan en éstos para que sean agentes de sus propios cambios. La perspectiva comunitaria contempla tanto la perspectiva individual como la colectiva, potenciando lo relacional a favor de una sociedad más unida. Así pues en nuestra opinión, en el momento actual se hace necesario buscar respuestas conjuntas, de manera que se recupere el sentido y la fuerza del Trabajo Social comunitario.
Somos conscientes de que este contexto nos lleva a tener que construir un nuevo acuerdo social, basado en el fortalecimiento las redes relacionales. Pero a pesar de lo complicado de la situación, tenemos la creencia de que nuestro trabajo cobra, si cabe, mayor sentido en el momento actual pues éste consiste en apoyar el desarrollo y la construcción de redes comunitarias y de apoyo social para conseguir la emancipación, autonomía y bienestar de las personas.
Así pues, en este contexto social, nuestro rol profesional, nos interpela y nos compromete en la búsqueda de alternativas de mejora. En parte, esta crisis, puede llegar a ser un reto para el cambio y que la sociedad sea capaz de construir otras relaciones y otras estrategias para buscar soluciones y respuestas a los problemas actuales, donde los trabajadores sociales seamos mediadores y facilitadores del proceso.