LA cita es de nuevo en Nueva York, en la sede de Naciones Unidas. El encuentro gira alrededor del 56º periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica de la Mujer. El tema prioritario, la potenciación de la mujer rural y su papel en la erradicación de la pobreza y el hambre, el desarrollo y los retos actuales.
Nos encontramos estos días en un escenario anual, de seguimiento de las políticas de igualdad y del avance y dificultades referidas a la situación de las mujeres en el mundo.
No hemos encontrado representación institucional, ni autonómica ni estatal.
Nosotras estamos aquí porque creemos en la fuerza del trabajo conjunto, porque es importante visibilizar la universalidad de los derechos de las mujeres y porque, siendo obvio que la situación de unas mujeres dista enormemente de la situación de otras, en función de los países, de la situación de pobreza y de los condicionantes sociales y políticos que les rodeen, hay un punto de encuentro en la lucha por los derechos no conseguidos y por la consolidación de los ya ejercidos, que encuentra un escenario común en esta Gran Manzana que nos acoge del 25 de febrero al 9 de marzo.
Michelle Bachelet, directora ejecutiva de ONU-mujeres, con quien tuvimos la suerte de compartir el nacimiento de nuestro Centro y a quien agradecemos su gesto de apoyo a nuestro trabajo, ha sido la encargada de presentar los informes y dar la bienvenida junto con la delegada del secretario general Ban Ki-moon. Su trayectoria y experiencia le avalan como un activo internacional en la lucha por los derechos de las mujeres.
De las más de 900 millones de personas hambrientas en el mundo, el 60% son mujeres y hay un consenso internacional en el hecho de que la seguridad alimentaria no se puede mejorar si no se remedian sistemáticamente las desigualdades de género en el desarrollo rural y las políticas agrícolas.
Hemos escuchado a la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) decir que el aumento de productividad que traería consigo garantizar el acceso de las mujeres en condiciones de igualdad a los abonos, las semillas y herramientas, podría elevar el total de la producción agrícola entre el 2,5% y el 4% aproximadamente, lo que implicaría que entre 100 y 150 millones de personas dejarían de pasar hambre.
Los debates se están centrando en las limitaciones que las mujeres y las niñas rurales enfrentan para acceder a recursos, a mercados y a instituciones, debido fundamentalmente a normas culturales, funciones relacionadas con el cuidado de otras personas y cuestiones de seguridad. Junto a esto, sin embargo, se constata que la capacidad de las mujeres forma parte de la solución a los problemas de desarrollo, en lo que respecta a la pobreza, a la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental.
Otro de los temas a debate está siendo el empoderamiento económico de las mujeres, y se analiza el marco de las políticas económicas y las medidas que se toman en diferentes países del mundo, de manera que puedan servir de buenas prácticas para la actuación futura.
Los datos de 85 países muestran que las mujeres ganan entre el 10% y el 30% menos que los hombres. Las calificaciones de trabajadores y trabajadoras y las características de los empleos no explican completamente la desigualdad entre los salarios de mujeres y hombres; los estudios de estos diferenciales sugieren que parte de la desigualdad entre los salarios se debe a la discriminación directa por razones de género.
Por otra parte, en todo el mundo es menos probable que las mujeres tengan acceso a empleos dignos. Los datos cuentan que están representadas desproporcionadamente en formas de trabajo vulnerables: se concentran en puestos de baja productividad, ganan menos, están representadas de manera desproporcionada en la fuerza de trabajo informal y realizan una cantidad desproporcionada de trabajo doméstico y de cuidado de la familia no remunerado.
Estas y otras cuestiones relacionadas con las violencias, las muertes y las vidas de las mujeres están en los escritos y las voces de miles de mujeres y hombres que desde las organizaciones sociales, gobiernos y organismos internacionales, tratan de seguir cosiendo la tela de la unidad de acción por la igualdad real de mujeres y hombres.
Nosotras desde el Centro Internacional de Innovación en Políticas de Igualdad, CIINPI, también queremos dirigir parte de estas voces hacia Euskadi y a los hombres y mujeres que harán de nuestro pueblo un lugar más justo y equitativo. Es una opción feminizar el mundo si con ello conseguimos avanzar en unas relaciones entre iguales que nos dirijan a una sociedad más libre y humanizada. Es nuestra opción.