EUZKOTARREN aberria Euzkadi da-Euzkadi es la patria de los vascos". El domingo, 4 de abril de 2010, los nacionalistas vascos celebramos el Aberri Eguna, el día de la Patria Vasca. Hoy, 78 años nos contemplan de aquel primer Aberri Eguna cuya celebración tuvo lugar el 27 de marzo de 1932 tras la instauración de la Segunda República. La celebración congregó a sesenta mil personas y fue convocado en Bilbao por el PNV. Para entonces, el nacionalismo catalán ya contaba con la celebración de la Diada desde 1889 y el nacionalismo gallego con el Día de la Patria Gallega desde 1919. El siguiente año, fue Donostia donde se celebró con el lema Euzkadi-Europa y donde intervino, entre otros, el que pasaría a la historia como el primer lehendakari de Euskadi, José Antonio Aguirre. En 1934 se celebró en Vitoria con la presencia de Irujo y en 1935 en Pamplona.
El inicio de la guerra civil, en julio de 1936, conllevó que no hubiera una celebración unitaria en una localidad determinada, aunque se festejó con actos menores en diversos lugares. Durante la dictadura franquista fue proscrito en España. Sólo en Iparralde, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el PNV y el Gobierno vasco en el exilio siguieron manteniendo esta celebración. En 1947 se produjo la primera concentración significativa, en Bilbao. A partir de 1964, las convocatorias se hacen ya en España, siempre bajo presión policial. Ese año, la localidad elegida fue Gernika y en 1965 una Bergara con los accesos cortados por la policía franquista, trasladándose a Vitoria el año siguiente. En 1967 se realizó en la Plaza del Castillo de Pamplona con una dura carga policial incluida y la detención de más de 300 participantes. A finales de la Dictadura y durante la Transición, fue adoptado por todos los partidos nacionalistas vascos, y por los no nacionalistas de izquierdas, como Día de la Patria Vasca. Y así, en 1978, se produjo una histórica convocatoria conjunta que reclamó un Estatuto de Autonomía. El PSE dejó de celebrarlo a partir de 1979.
Muchos años han pasado desde entonces, mucho ha llovido hasta la fecha de hoy. Ha ocurrido de todo. Recientemente, la desintegración de la representación de 100.000 votos, y la previa decisión de sumar los votos del PSE a los del PP han llevado al socialista Patxi López a Ajuria Enea y al PNV puenteado, democráticamente sí, pero con barajas marcadas, fuera del Gobierno vasco a pesar de haber ganado ampliamente las últimas elecciones al Parlamento Vasco.
Hoy, con el nacionalismo vasco en la oposición, aún siendo la opción más votada, de nuevo en el Aberri Eguna de 2010, el futuro político de Euskadi nos vuelve a exigir estar, y actuar, con coraje e inteligencia, acorde con el tiempo real, y pulsar la actualidad, interpretar y saber leer correctamente las voluntades, las ideas y los sentimientos simbólicos, culturales, ideológicos y sociales de la sociedad vasca. Hoy, igual que ayer, el futuro de Euskadi lo va a determinar la voluntad de acertar en la selección de los objetivos que van a configurar en el futuro sus próximas etapas, porque la historia del Pueblo Vasco no es tan sólo la historia de un yo que se va explicitando en el tiempo, sino también la de un fenómeno evolutivo que recibe la mayor parte de su impulso, contenido y orientación de su interrelación con otros pueblos del mundo. Porque el Pueblo Vasco además de ser un Pueblo en sí y desde sí, también está en el mundo condicionado por la evolución general. Estimo así que lo importante de los pueblos es lo que no han sido todavía, es decir lo que quieren ser y no tanto lo que fueron los que les precedieron. El futuro de un pueblo no está implícito en su pasado ni se deduce directamente de él, como no está implícita ni se deduce una compleja obra de arte de sus primeras pinceladas.
La patria, Euskadi, no puede ser un fetiche, no puede ser una abstracción. Euskadi nación, mi patria, no es patria etérea, es colectivo de ciudadanos, hombres y mujeres concretos y tangibles. Somos vascas y vascos concretos y tangibles con nombre y apellido, con memoria histórica, símbolos, lengua y cultura, sentimiento de identidad e intereses económicos. Vascos y vascas que manejamos un patrimonio colectivo de formas mentales, imágenes, vivencias, prejuicios, mitos, símbolos, cultura, arte, lengua, hábitos, estereotipos, defectos y virtudes. Euskadi, como nación y patria; Euskadi, como instrumento para servir a las personas que estructuran una comunidad, que ni ha existido siempre, ni es previsible el tiempo que interesará que siga existiendo. Pero que, mientras, como plebiscito cotidiano, quiere poder seguir siendo según la voluntad ciudadanía que conforma la sociedad.
Euskadi es la patria de los vascos y es nación porque así es la voluntad de su ciudadanía vasca y porque sus ciudadanos y ciudadanas manifiestan querer poder autogobernarse y autodirigir su proyecto comunitario. Por ello existe Euskadi, ahí su ser. Por la voluntad.
Se trata de conseguir una Euskadi, nación y patria de los vascos, con capacidad para la realización de un proyecto elaborado en beneficio de una sociedad en la que merezca la pena vivir.
Somos un pueblo pequeño, pero una realidad en el tablero internacional que ha pervivido a culturas mucho más poderosas y a civilizaciones que han dejado su huella como legado permanente en la historia. Hemos sabido no perder el pulso y tras siglos continuamos siendo, continuamos con la conciencia de querer seguir siendo en el futuro.
Ciertamente ha resultado sinuoso el camino que hemos labrado para convertirnos en una realidad sociopolítica, compleja, plural, dinámica y cambiante hasta configurar la Euskadi de hoy. Y a pesar de los bruscos cambios soportados, a pesar de las difíciles circunstancias a las que hemos tenido que enfrentarnos, hemos mostrado reiteradamente nuestra voluntad de permanencia, y de preservar en medio de las dificultades nuestras señas de identidad, nuestros referentes histórico-culturales, el euskera y nuestro sentimiento de pertenencia a una comunidad histórica por encima de delimitaciones político-administrativas.
El PNV nació como agrupación de aquellos vascos que, más allá de la no aceptación del despojo político e institucional practicado en el siglo XIX en nombre de la nación española, afirmaron el ser nacional del Pueblo Vasco y se unieron para la consecución de los derechos políticos inherentes a tal condición.
Un recuerdo emocionado a nuestros mayores, a todos aquellos que en momentos humanos y políticos complicados y difíciles apostaron sin titubear por la libertad, la democracia y el autogobierno de Euskadi. Un recuerdo por todos aquellos gudaris y milicianos leales con la legalidad republicana y que en su defensa virtieron su sangre y su vida. Un agradecido homenaje a todos los que no se resignaron en la dictadura, a esos que no se alquilaron ni realquilaron por nada ni por nadie y que, aún vencidos en el campo de batalla en una contienda abrumaduramente desigual, perseveraron impertérritos en su dignidad vital como ciudadanos y nacionalistas vascos.
Bajo la alargada sombra de aquel Gobierno vasco del primer lehendakari de Euskadi, José Antonio Agirre, y de los que le sucedieron, Leizaola, Garaikoetxea, Ardanza e Ibarretxe, levanto mi copa y me uno a todos los vascos y vascas repartidos a lo largo y ancho del mundo que creen, quieren y sienten, hoy más que nunca, que Euskadi es una nación y que Euskadi es la patria de los vascos, nuestra única patria. Patria compartida, patria amiga y patria abierta. La nuestra. Gora Euskadi Askatuta!!