Aunque Bilbao es pionera en la implantación de novedosas medidas como por ejemplo, circular a 30 kilómetros/hora, con el caso de las restricciones a la Zona de Bajas Emisiones ha sido más tardía en su puesta en marcha. Eso le ha permitido comprobar y comparar lo que sucedía en otras ciudades como Bruselas, Madrid, Barcelona e incluso algunas de China que nos llevan delantera. Lo primero que hay reconocer es que ninguna urbe que haya implantado este sistema se ha echado para atrás. Eso, algo quiere decir. Los niveles de polución han disminuido al reducirse el número de vehículos contaminantes que llegan al centro. Hasta ahí nadie cuestiona los beneficios de esta medida amparada por la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que se aplica en grandes ciudades para mejorar la calidad del aire, reducir las emisiones de efecto invernadero y mitigar el ruido. Hemos tenido una moratoria de tres meses para adaptarnos a lo que nos venía. El resumen son cerca de 1.600 multas diarias si las sanciones hubieran sido efectivas, aunque también es cierto que desde ayer esos 1.600 potenciales vehículos denunciables es probable que no entren en Bilbao. Algunos de esos conductores se lo han tomado con resignación, como muchos comerciantes, peluqueros... que temen que afecte al negocio. Si no hay transporte en los municipios o parkings disuasorios, igual, como en la pandemia, salen ganando los pueblos.
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