Ya está, aunque el año pasado concluyó hace días, a las 24.00 de hoy, 8 de enero, acaba en la práctica eso que, entre irresponsables y nostálgicos, disfrutamos como navidades. Sí, 2022 acabó hace más de una semana, pero es hoy la víspera del lunes en que empieza la cuesta de enero... o de todo el año. Mañana vuelve el IPC, índice que aligera bolsillos y no refleja que los filetes han subido un 15% y los huevos un 9%. Y el BCE reabrirá la caja fuerte en la que guarda los tipos -tipos, sí, ¡qué atinado el nombre!- que no tienen reflejo en el IAPC, o sea, el IPC armonizado, el suyo y mío, el de los huevos, pero encarecen las hipotecas y la vida de todo hijo de vecino. El BE sacará nuevas CBE con previsiones económicas moderadas que no moderarán las hemorragias por TAE, comisiones, gastos, intereses... en las cuentas corrientes, o sea, en la suya de usted o en la mía, tipos normales con NIF, no como aquellos otros. El BOE publicará alguna medida anticrisis (es año electoral), algo de IVA quizás, alguna AES o subvención al transporte tal vez, que menos antes que después (porque el año que viene también será electoral) acabaremos pagando todos, quiero decir usted y yo, vía IRPF e impuestos. Y los mundiales, no el de la FIFA de Catar sino los de otros lobbies de Washington DC, el Fondo (FMI) y el Banco (BM), darán cada cierto tiempo recomendaciones para sostener el PIB. Sí, mañana es lunes. ¡Feliz crisis 2023!