VALE, sí, Barrionuevo, condenado él, lo dijo para que quede impreso en papel prensa. Y el clamor por lo que dijo Barrionuevo, condenado él, trajo más tinta y algún intento de que la justicia intervenga. Luego se hizo el silencio. Claro, Barrionuevo, condenado él, solo dijo de un intento de secuestro ya prescrito, el de Larretxea, y de un secuestro, el de Marey, por el que Barrionuevo, condenado él, ya fue juzgado. Y un indulto parcial firmado por José María Aznar evitó que cumpliera la condena: de los diez años apenas hizo tres meses de 1998 en la prisión de Guadalajara, a cuya puerta, al entrar, él y su secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, también condenado él, fueron jaleados por los socialistas. Sí, efectivamente, el condenado Barrionuevo sin condena no dijo nada que no se supiera, nada que no supieran los socialistas que han salido a condenarle para que quede impreso en papel prensa y nada que no supieran quienes, PSOE o PP, callan. Y otorgan. La verdad ya se pintó en los años 80 en un muro de Zornotza: “Galgoak txakurrak dira”. Ahora bien, una vez el condenado Barrionuevo sin condena ha admitido que ordenó lo que ordenó como ministro, también se sabe, saben, que hubo más órdenes y 28 asesinatos; que la verdad, la reparación y la justicia siguen siendo una incógnita; que, sin condena, ni cruzó la puerta de la cárcel de Guadalajara el condenado que le ordenó a él. l