AVAR la ropa está sobrevalorado. Que se lo pregunten si no a los británicos, que declaran en un apabullante 36% lavar las sábanas una vez al año. En una estadística bautizada La Sucia Verdad, uno de cada tres admite que lava su ropa de cama de ciento en viento, un hábito que desemboca en la proliferación de ácaros, garrapatas, y chinches. Imagino que será caer en el lecho y quedarse pegado en una maraña de sudor, células muertas, saliva, fluidos genitales, pelos, orina, y un sinfín de polvo de... 365 noches. ¡Pura higiene! Pero agárrense. El 14% dice lavar su ropa interior después de más de diez usos. Hay que entenderles. Los calzoncillos tienen cuatro cuadrantes, por delante, por detrás, y luego lo mismo del revés, con lo que, con esta simple y recomendable práctica, los intervalos de lavado son cuatro veces más largos. El 18% de los encuestados asegura que mete sus vaqueros a la lavadora una vez cada doce meses. Hace unos años, Chip Bergh, CEO de Levi's, sembró la polémica al afirmar que llevaba cuatro años sin lavar los tejanos. Esos Levi's debían ser, obviamente, etiqueta marrón, por la fauna de bacterias y hongos acumulada. Aunque no se crean, cada vez son más las voces que afirman que el agua es un elemento innecesario, sobre todo si son ciudadanos del Brexit, enemigos acérrimos de la lavadora. ¿Entienden ahora porque no les influye tener por las nubes el precio de la luz?

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