AY de verdad demasiadas lentejas que contar como para perder el tiempo. El ruido impide ver el bosque, que no es otra cosa en este caso que relanzar la economía tras un terremoto sin precedentes. Nadie espera fuegos artificiales, pero también sobran los petardazos, que es a lo que suena la convención política del Partido Popular. De Waterloo a Cerdeña, Puigdemont sortea el acoso de la justicia española. El indescriptible Carles vive en el filo de la navaja, pero Nicolás Sarkozy acumula con profusión hechos probados, juzgados y penados. Y sin embargo ha sido una de las estrellas invitadas a la gira de Pablo Casado con la que quiere relanzar su carrera a La Moncloa. Sarkozy fue sentenciado a un año de cárcel un día después. No hay madera de estadista a la vista, así que, como en un naufragio, se impone la necesidad de agarrarse a la primera tabla que flote. Lo mismo en los Madriles, que es lo único que algunos les importa, que en Catalonia. Sumas dos más dos y cuentas uno. Y por mucho que repases no encuentras dónde se quedaron los restos. Viendo el panorama y Waterloo mediando, solo hay dos posibilidades: un auténtico vuelco histórico o una patada a seguir. Puestos a apostar, me quedo con lo segundo, pura supervivencia. El PP seguirá en su trinchera, el PSOE agarrado al poder y Unidas Podemos con su letanía. ¿Poner el país en marcha? Es mejor que la historia siga su curso escribiendo lo que le venga en gana.

Asier Diez Mon