I el rey del pollo frito -hoy felizmente reciclado en tertuliano progre-, ni el rey del cachopo -en prisión por descuartizar presuntamente a su novia brasileña-, habían sido, ni de lejos, tan famosos como el rey de la parrilla que estos días ha conmocionado a sus súbditos en una imagen descacharrante aparecida en una revista francesa. Las habilidades del emérito al mando de la barbacoa (póngase aquí música de Georgie Dann) han hecho las delicias de los republicanos y contribuyen más a derrocar la monarquía que todos los estilismos y el botox de la impagable Letizia. Es imposible asistir indiferente a la foto del Borbón con gorra de rapero, a lo príncipe de Bel Air, que filtró Corinna Larsen a Paris Match. En la instantánea, el monarca aparece sonriente junto al hijo de su amiga entrañable, al tiempo que prepara una barbacoa de chorizo (no podía ser otra) en el patio de La Angorrilla, la casa de El Pardo cercana a La Zarzuela. Mientras la comisionista real, testaferro o lo que sea, tira de la manta, acorrala a Juan Carlos I y pone toda la carne en el asador, millones de fieles súbditos todavía defienden al campechano y sus grandes logros. Aunque hay que reconocer que al exrey la gorra a lo rapero le queda mejor que la corona. Es más su estilo. Porque, a decir verdad, con esas bermudas amarillas y barba de varios días, no parece Juancar, parece El Dioni.

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