E ha reunido el Consejo europeo para acordar el fondo de recuperación en medio de la apertura de la causa contra el clan Pujol y las andanzas del emérito cantadas en do mayor por su amante vía cuentas en Suiza. Un traje, este del enreda, que a uno no le queda especialmente bien cuando va a pedir un préstamo. Es lo que nos queda de lo que llevamos vendiendo y con esta marca España vamos por Europa, con los golfos colgando y sus timbas siempre por encima de nuestras posibilidades. Ahora su ejemplaridad y honorabilidad es nuestra tarjeta de vista. Auténticos pantagrueles en contraste con la frugalidad de estos Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia. Mesura que suena a monje cartujo, a ayuno semanal y espacio zen, que no tiene que ver mucho con hacerse un sin-pa y no solo irse de la fiesta sin pagar, sino arrasar con toda la cubertería. La solidaridad está en juego igual que la credibilidad crediticia y mira que ellos también tienen monarquías con sus menudencias feudales y pueblos con exceso de devoción porque no se mete la mano en la caja con tanto descaro ni reparte cargos como si fueran caramelos en las cabalgatas. Negociación dura. El emérito regalaba 65 millones a su odalisca de los negocios, la familia más poderosa de Cataluña jugaba los Soprano, el Gobierno pare dos docenas de ministros y los comunistas viven en chalés. Pura voracidad.

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