UIZÁS sea políticamente incorrecto, no digo que no. Pero visto lo visto, da la sensación de que lo que nos toca vivir en este escenario pandémico, no se sabe si en retroceso o no, no es la nueva normalidad que predican desde los púlpitos oficiales. Es más bien la nueva anormalidad, teniendo en cuenta que anormal es lo que se sale de la norma o lo que se sale de su natural estado. Y es que no es normal que nos hayamos comprado mascarillas de todo tipo y condición -quirúrgicas, de tela, FFP2, FFP3...- para luego llevarlas colgando del brazo o de una oreja. Tampoco es normal mantener la distancia social cuando nos encontramos con algún conocido por la calle, con el que luego vamos a tomar algo a un bar y nos colocamos codo con codo, sin respetar el metro y medio establecido. Por no hablar del abuso del gel hidroalcohólico. Ese complemento que va a convertir la piel de nuestras manos en maná para los dermatólogos. La sequedad de la piel y las grietas darán paso a los eczemas y las dermatitis, porque con el gel matamos al virus para el que no hay ni vacuna ni tratamiento. ¿Alguien entiende algo? Lo que tampoco se entiende es que en el plazo de un mes se haya pasado de considerar como héroes al personal sanitario, a las cajeras, a los reponedores y a otros profesionales esenciales para volverlos a mirar por encima del hombro, cuando no a agredirlos, en esta nueva anormalidad.

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