AUNQUE es verdad que, hasta la fecha, solo algún sondeo marginal (además del CIS, que va por libre) ha vaticinado la pérdida de la mayoría absoluta del PP en las elecciones gallegas del 18 de febrero, cuya campaña empieza oficialmente hoy, los populares tienen motivos para el acongoje.

De entrada, porque, como me decía un amigo de aquellas tierras, remedando el tópico de las meigas, “haberlas, haylas”. Es decir, que las urnas las carga el diablo o, en un análisis un poco más profundo, que el candidato de la sucursal galaica de Génova, Alfonso Rueda Valenzuela, no ha presentado una hoja de servicio particularmente brillante en el año y medio largo que lleva al frente de la Xunta.

De hecho, hasta en los medios afines se cuestiona, aunque sea por lo bajini, su capacidad de liderazgo en comparación –fíjense que el listón no está muy alto– con quien lo designó su sucesor, Alberto Núñez Feijóo.

La izquierda, gran aliada del PP

En ese escenario incierto, la paradoja, como tantas otras veces, es que los mejores aliados de Rueda están resultando las formaciones de la oposición. O especificando un poco más, las de la izquierda no nacionalista, porque todo apunta a que el Bloque, que hasta se ha reconciliado con su líder histórico Xosé Manuel Beiras, será de calle la segunda fuerza más votada.

Pero lo del PSOE y no digamos ya lo de los espacios de taifas a su izquierda es otro cantar. En cuanto a los socialistas, su candidato, José Ramón Gómez Besteiro, no es precisamente un hombre que despierte pasiones. Quedar tercero y repetir los 14 diputados actuales sería toda una hazaña.

Lo de Sumar y Podemos es una historia todavía más triste. Si ya hace cuatro años se quedaron a cero yendo juntos cuando habían sido la primera fuerza de la oposición en las elecciones de 2016, esta vez, yendo por separado, lo tienen en sánscrito.

Es verdad que algunas encuestas voluntaristas encargadas por medios cercanos a la causa otorgan un escaño por los pelos a la candidata yolandista Marta Lois, pero, a 16 días de la cita con las urnas, parece que seguiría siendo insuficiente para provocar el vuelco. Ya veremos.