L incuestionable carácter integral de la Ertzaintza tal y como fue creada y definida en el Estatuto de Gernika, en el desarrollo de cuyo marco están fijadas sus plenas competencias en seguridad, orden público, tráfico, investigación de delitos, policía judicial, etc., ha estado condicionado y de alguna manera mermado por la actitud de desconfianza, suspicacia e incluso de mal entendida rivalidad por parte de los sucesivos gobiernos españoles, que han recortado de facto sus facultades. Aunque en los últimos años esos recelos han ido en cierta medida desapareciendo y la Policía vasca ha ido ganando capacidad de actuación -lo que repercute directamente en su efectividad en la lucha contra el delito y en la seguridad de la ciudadanía-, aún quedaban muros de agravio comparativo. Uno de ellos es el de la posibilidad de actuación de la Ertzain-tza en el espacio Schengen con plenas competencias y garantías. Una vieja reivindicación que se materializará hoy en la reunión de la Junta de Seguridad -la primera en cuatro años- que presiden el vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. El persistente veto de los gobiernos españoles a la Ertzaintza no solo vulnera la plena capacidad de la Policía vasca, sino que es incompatible con la lógica y el espíritu del propio Acuerdo Schengen en vigor desde 1991, que establece un espacio único entre varios países europeos con el objetivo de aplicar normas comunes y de cooperación entre los servicios policiales y judiciales en el ámbito penal mediante el compromiso de los Estados de prestar asistencia mutua con el objetivo de prevenir e investigar hechos delictivos. Es decir, acuerdos y garantías de seguridad comunes. El fin de este absurdo veto que se hará efectivo hoy en la Junta de Seguridad supone -tras el primer acuerdo de 2017 para que los agentes de la Policía vasca pudieran realizar persecuciones en caliente en situaciones urgentes más allá de la muga- un refuerzo indudable para la consideración de la Ertzaintza como Policía integral, al mismo nivel que las que operan en el Estado -Guardia Civil y Policía Nacional- y las de otros países, incluidas algunas no estatales como las de los lander alemanes. Es, por tanto, un paso más en la normalización y en el cumplimiento del Estatuto de Gernika.