A juventud no la mirará con buenos ojos: ¿Una comisaría a los pies del instituto, a unos pasos de la Facultad...? ¿Acaso van a vigilarnos para dar parte de cuándo nos fumamos una clase o si encendemos un pitillo siendo menores de edad? Más allá del guiño sarcástico siempre es buena la noticia que nos habla de refuerzos de la seguridad. Nunca está de más la vigilancia a no ser que alguno de ustedes sea ladrón de guante blanco o timador de poca monta. Vista ayer la inauguración de la comisaría de Abando vino a mi memoria el recuerdo de una letra de Serrat, a quien tanto escuchaba en los días estudiantiles. Nada tienes que temer, al mal tiempo buena cara, la Constitución te ampara, la justicia te defiende, la policía te guarda, el sindicato te apoya, el sistema te respalda, cantaba el noi del Poble-sec que usaba letras de Mario Benedetti, Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Joan Salvat-Papasseit, León Felipe, Víctor Jara y Vicente Parra entre otros, poetas que nos lanzaban como el rayo en la juventud. ¿Quién le diría a ese Jon Mujika de los 17 años que años después, en los taitantos, iba a celebrar la apertura de una comisaría...? La vida y las tantas vueltas que da.

Sin tener deuda pendiente alguna con la justicia que justifique el peloteo, uno piensa hoy que la policía tiene su aquel, su razón de ser. Hacer que el mundo cuadre en cierto modo, que la gente decente tenga más oportunidades para continuar con su vida, sin más sobresaltos que los que el destino quisiera depararles. Ese es un buen reto y a ello les animamos los hombre y mujeres de a pie que nos cruzaremos con ellos en el camino.

No me tache de ingenuo. Ya sé que ni todos los moros somos traficantes ni toda la policía cumple la ley pero no me consiento juzgar un cesto por una manzana podrida. Hay que confiar en esta gente que se juega el pellejo para que no lo tengamos que hacer nosotros.