STA historia la coge un humorista con ingenio y saca chispas al asunto. ¿Será posible que la construcción de una línea ferroviaria de Alta Velocidad se retrase más que las obras del Escorial, como se decía antaño...? Ya ven que sí, por mucho que ya se maneje un año en el horizonte: el TAV surcará las praderas de Bizkaia en 2027. A ello hay que añadir, tras mil y un tira y aflojas, un desenlace extraño: cuando se esperaba una llegada tan asombrosa como aquellos ferrocarriles al Lejano Oeste o una aparición tan suntuosa como la aparición de un faraón a los pies de las pirámides (Keops, sin ir más lejos...) hablan de Basauri como apeadero provisional, habida cuenta que, pese a tanto tiempo de espera, el supertúnel entre Zaratamo y Bilbao no llegará a tiempo.

Esa es la solución puesta ayer sobre las mesas de caoba de los despachos ministeriales. Está prevista una solución final soterrada y acorde a este Bilbao de diseño pero de momento la ciudad habrá de acomodarse a un apaño. Bienvenido sea si por fin llega ese supersónico tren. Lo que ocurre es que la solución propuesta les ha pillado con el paso cambiado a los dos municipios afectados: Bilbao y Basauri. O por lo menos desde esas instituciones se quejan de que no han sido consultados ni informados. ¡Abracadabra, esto es lo que hay!

¿Acaso puede sorprender algo así en un proyecto que ha vivido mil y una vicisitudes, desde las manos de Pepe Gotera y Otilio hasta las protestas y sabotajes de los enemigos, vaya usted a saber por qué, de la llegada del TAV a nuestras calles? Es un tropezón más, el enésimo traspiés. Aceptémoslo y regodeémonos en la ensoñación de que en 2027 veremos llegar a ese caballo de hierro por las colinas que nos rodean.