S una tradición en este pueblo, una tierra en la que siempre se habla de la penúltima, como si fuese casi un imposible poner el punto final a cada realidad que nos rodea. Vista la evolución de la pandemia el LABI viene a decirnos que no hay manera de darle matarile a este mal inquebrantable, que semana tras semana demuestra su fortaleza y no cesa. No hay manera de frenar . Como dijo Thomas Bernhard "no hay nada más terrible que tener que ir a caminar por tu cuenta el lunes". De nuevo se intuye el lunes entrante como uno de esos días duros como el pedernal en los que no se descartan las restricciones, como si cada comienzo de semana fuese siempre una cuesta arriba.

La filosofía de la calle nos advierte de que los lunes son los días perfectos para corregir los errores de la semana pasada, algo demasiado habitual en los últimos tiempos si se juzga que los datos de la evolución de la pandemia en Euskadi son preocupantes después de estos días de celebración y reencuentros que acabamos de vivir. Lunes negros, podríamos decir. Como casi todos desde el punto laboral y como el venidero, si se juzga que va a pasar el cobrador llamando a la puerta de nuestra salud. Se antoja un mes de enero duro como un roca una vez hecha la cosecha. No hay manera de que aprendamos.

Si conoces personas que te hacen feliz durante los lunes, entonces no será tan difícil la supervivencia, pero no parece fácil dar con alguien así. No por nada, la sociedad vasca ha sido incapaz de renunciar a la celebración en común de estas fechas y la tendencia de la pandemia, según se intuye, ha girado como si fuese una veleta que torna según sopla el viento. Da la impresión de que volveremos a entrar en los tiempos duros y nos van a lanzar la advertencia este lunes entrante. Como es costumbre, hablamos de un día infausto para nuestro porvenir.