A vida es un desafío, enfréntalo. La vida es un juego, juégalo", nos dijo la madre Teresa de Calcuta. También dejó escrito Calderón de la Barca en sus versos que es un sueño y para el cineasta Roberto Benigni la vida es bella. Desafío, juego, sueño y belleza. Si cualquiera de ustedes uniesen, a lápiz, esta cuatro reflexiones, obtendrían la silueta del partido de la victoria de esta noche. En él el Athletic que ya le corresponde atrapar de nuevo, aunque sea por acoso. En los últimos años el viejo rey de copas se quedó en príncipe aspirante al trono -casi 40 años sin la preciada corona y un puñado de finales encadenadas...- y da la sensación de que, puesto cuesta arriba el camino de los sorteos, quizás sea este el sendero del regreso. Así, con grandeza. Más lejos todavía...
No por nada, en San Mamés se contemplan las visitas del Real Madrid como capítulos del libro grande de los acontecimientos. Escrito ya el del Barcelona, el último verdugo, a la vuelta aguardan los ejércitos blancos. Quienes ya llevamos mucho Athletic vivido a las espaldas sabemos que no es un imposible. Les hemos visto batirse en retirada antes. Y sabemos también que no pesa tanto la carga para una juventud que hoy jugará sin deudas que cobrarse. Ambos Nicos y un portero al que el coronel Marcelino le ha respetado el puesto en primera línea de fuego por encima de los galones (la apuesta es atrevida: un fallo aparatoso, del que nadie está libre, crucificará al entrenador...), Agirrezabala; quizás Zarraga o la templanza serena de Vivian son nombres que pueden jugar esta noche un papel crucial sin que una voz -¡otra vez no, otra vez no!- les martillee la cabeza. Y junto a ellos, a los jovencillos valientes, aparecerán los futbolistas cuajados como soldados de mil batallas. Capitanes y tenientes de la talla de Iker Muniain, Iñaki Williams, Iñigo Martínez, Balenziaga, Dani García, Yuri Berchiche o Raúl García. Para ellos es una oportunidad más y en su sangre se agolpa la sed de venganza. No contra el Real Madrid sino contra la competición a la que tanto honra y que tanto le debe.
Para Bilbao será hoy un día grande. Saben que el último título alcanzado pidió la misma gesta: tumbar a los dos gigantes. Lo hizo el Athletic hace no mucho, en la última Supercopa ganada. Para quienes desconocen la idiosincrasia de este equipo este más difícil todavía , un golpe de mala fortuna en la mar. Para quienes han, hemos, vivido esta historia desde la cuna, sabemos que, jugándose en San Mamés, no habrá tregua. La única bandera blanca que ondeará esta noche en La Catedral será la de la rendición de los hombres de Ancelotti a los que van, vamos, a rodear con el fútbol de siempre. Y si no juega Benzema, mejor, también les digo.