STÁ explicado en el perverso lenguaje de los números y los presupuestos, un idioma solo al alcance de los iniciados o de quien pone un gran interés y tiempo en su comprensión. Si al ya de por sí farragoso capítulo de los gastos e ingresos se le suman las pérdidas por el covid y por el bajo rendimiento deportivo, el presupuesto del Athletic (el de cualquier equipo, en realidad...) necesita a uno de esos fabulosos traductores de la ONU. Escribo esto con cierta cautela, habida cuenta que Mourinho llegó al fútbol de la Liga como traductor y no parece el fichaje más adecuado a estas alturas.

Suma de aquí, resta de allá; divide los gastos para que se multipliquen los ingresos. Incomprensible para torpes profanos como quien esto escribe. Lo que sí ha quedado claro en el lenguaje de la calle es la conclusión central para los bolsillos del socio: con tanta obra y tanto derrumbe van a pedir una ayuda, la vieja derrama de toda la vida. Lo harán en la Junta del día 23 y se antoja que en ese capítulo hablarán tirios y troyanos. No conozco una junta de vecinos que haya aceptado esos gastos extra por unanimidad, por muy despacito que se cuente, por mucha buena letra que se use al ponerlo por escrito. Lo llaman la cuota covid pero, créanme, es la derrama de toda la vida. Hay que pintar o instalar un ascensor, no está claro, pero algo habrá que hacer para que no aparezcan grietas en la caja de caudales. La masa social hubiese preferido una inversión más alta en goles y en partidos ganados, en clasificaciones europeas y en títulos. Como el equipo no lo ha logrado ahora son, somos, nosotros, los paganos, quienes cuadran las cuentas.