NTE otro 8-M con el que muchas reclamaremos la igualdad real y muchas otras solo acallaremos nuestras conciencias, conviene iluminar algunas realidades porque el debate de este año es la conveniencia de la reivindicación en las calles en plena pandemia. Pero es un debate manipulado. Situarlo sobre el movimiento feminista o la demanda de igualdad sin géneros es pura mala intención a la que no se han visto sometidos otros derechos y reclamaciones igualmente legítimos. Nos hemos manifestado por la apertura de la hostelería, por las demandas laborales y hasta el día que nos abrieron los bares, que no fue una movilización organizada pero sí una procesión espontánea. Quienes ponen el foco de ese debate sobre el 8-M no pretenden iluminarlo sino quemarlo. Si fuéramos capaces de liberarnos de esa manipulación ideologizada podríamos hablar, sin complejos, de las formas de reivindicación pública en situaciones excepcionales como la vigente. Incluso para criticar la falta de originalidad o la dificultad para adaptarnos a ella tras un año en el que algún minuto podríamos haber dedicado -partidos, sindicatos, colectivos sociales...- a ser originales y sensibles a la necesaria prudencia. Pero, mientras la primera línea del debate siga pervertido por intenciones espurias, hay que poner pie en pared. Ni sumisas ni criminalizadas. Libres y conscientes.